Opinión

La mala designación de Valer

Por: Víctor A. García Belaunde

Ha sido una semana complicada por la elección del señor Héctor Valer como primer ministro, algo que ha causado gran malestar y desconcierto, porque se presentaba la gran oportunidad para que el presidente Pedro Castillo escogiera a una persona lejana de su hábito personal, privado, y poder buscar a una persona importante de otras canteras políticas y con cierto prestigio y profesionalismo que pudiese enrumbar el Gobierno hacia objetivos más claros y, de esta manera, mejorar la administración de este Gobierno que hasta el día de hoy se muestra a la deriva.

Lamentablemente, la decisión fue una vez más equivocada, el señor Valer, que es un tránsfuga compulsivo y ha pasado por varias tiendas políticas, tiene, además, acusaciones muy graves de abuso y violencia familiar, lo cual demuestra la pobre consideración hacia sus familiares cercanos y también un estado de cobardía notorio al abusar de personas que -de alguna manera- dependen de él. Luego, justificó los puñetazos y las cachetadas a su hija señalando que eran llamadas de atención (naturales según él) por ser un padre maltratado por su propia hija. Pero ahí no acaba la cosa: Valer es un mal vecino y no paga sus rentas. También era deudor del Estado y fue nombrado primer ministro. En síntesis, es una persona de gran cinismo, un caradura; se puso a un deudor en estado de coactivo al mando de la presidencia del Consejo de Ministros, un mensaje nefasto para todos los peruanos que de buena fe contribuyen con su país.

Finalmente, Valer ha renunciado con una mentira diciendo que como le han rechazado la presentación de su gabinete en el Congreso, él renuncia. Esta mentira disfrazada de matonería e ignorancia y, además, insinuando una negación fáctica para justificar cualquier intento de cierre del Parlamento, me parece que es digna de ser considerada para tomar como argumento de cualquier acusación constitucional que se le pueda hacer. Valer se ha querido pasar de vivo al pretender que lo convoquen al día siguiente de su designación para hacer una exposición del plan de Gobierno que nadie conocía, ni siquiera el propio Valer, porque él y sus ministros recién se estaban instalando en sus despachos. Ha pretendido sorprender a la opinión pública y burlarse de todos los peruanos.

Esta tercera elección de un nuevo gabinete nos hace un país ingobernable para efectos de la imagen del Perú hacia afuera. Manuel Vicente Villarán dijo hace más de 50 años que el promedio de los ministros en el Perú era de seis meses, pero, gracias a Valer, ese récord se ha roto.

Todo esto es, únicamente, responsabilidad del presidente Castillo quien es el que nombra. El país se hace cada día temerariamente ingobernable y hay que ir pensando en que el señor Castillo no puede seguir manejando los asuntos públicos de una manera tan irresponsable.

(*) Excongresista de la República

(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.

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