En los últimos tiempos ha habido cierta controversia en torno al juramento del presidente de la República, en este momento solemne algunos mandatarios no juraron mencionar el respeto a la Constitución vigente, lo cual causó polémica política devenida en interpretaciones jurídicas de todo tipo.
Alejandro Toledo en 2001 manifestó hacer cumplir la Constitución, lo mismo dijo Alan García en 2006, pero en 2011 Ollanta Humala juró por el orden constitucional y honrando los principios de la Constitución de 1979, carta política que como sabemos no está vigente. Para el periodo constitucional 2016 – 2021 Pedro Pablo Kuczynski, Martín Vizcarra, Manuel Merino y Francisco Sagasti juraron por hacer cumplir la Constitución y finalmente el actual presidente Pedro Castillo juró por una nueva Constitución.
En nuestra historia constitucional, las primeras cartas políticas constitucionalizaron la juramentación de la Constitución, pero a medida que se normalizaba la situación política del país se eliminó la fórmula de juramentación ya que estaba implícito que un jefe de estado elegido por el voto popular no era un dictador, y solo los dictadores eran los que no la cumplían y hacían valer su voluntad.
En el artículo 52° de la Constitución de 1823 había la fórmula de juramento de los diputados. En la Constitución de 1828 en su artículo 87° se establece por primera vez el juramento del presidente, luego la Constitución de 1834 repite la misma fórmula anterior en el artículo 84°, y finalmente la Constitución de Huancayo de 1839 se encuentra el texto de juramentación del presidente en su artículo 86°. Las constituciones siguientes eliminaron constitucionalizar el juramento del presidente de la República y hoy tenemos que, en la toma de mando del nuevo mandatario, lo hace con un texto hecho a la medida de su posición política. La actual Constitución de 1993, que el próximo año cumple 30 años de vigencia se le ha realizado una serie de cambios, los cuales han permitido que se elimine lo que se llamó su vena autoritaria, especialmente permitir la relección presidencial; tantos han sido los cambios que lo único que falta es el restablecimiento del Senado y con ello se sepulta los motivos que dieron su origen en 1992.
Ante los hechos que hoy vivimos, rescatemos lo que nuestra historia constitucional nos ha brindado a través de nuestro inicio como país independiente y por eso creo que debemos volver a la antigua fórmula del juramento y que esta debe estar establecida en la misma Constitución.
Obviamente el texto del juramento debe ser acorde a nuestros tiempos, y debe limitarse a la toma de posesión del mando presidencial, la integridad de la república, la unidad de la nación y el cumplimiento de la Carta Magna.
Es necesario que aquel que sea elegido presidente de la República respete el orden constitucional vigente por el cual ha llegado al poder, y evitar lo que hizo en su momento Humala y recientemente Castillo antes de ser investidos con la banda presidencial, símbolo de la autoridad constitucional.
(*) Ex Congresista
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