Standard & Poor’s y Rating, dos compañías que observan el comportamiento económico de los países y establecen en qué lugar se encuentran, si mejor o peor, por ejemplo, objeto y sujeto de crédito, en su último informe rebajan la categoría del Perú. Es decir, en otras palabras, hemos bajado en la categoría de buen país para darle préstamos. Decir que no pasa nada porque al Perú lo cambien de ubicación no es verdad.
Esto ha ocurrido mientras el dólar había experimentado cierta tendencia a la baja luego de la salida de ese factor horrendo del alza del dólar que fue el Gabinete de Bellido y algunos aspectos más. El dólar, como dije, había comenzado a bajar, por debajo ya de los cuatro soles, gracias a que el ruido político había desaparecido o se había calmado. Sí señores, hay una relación enorme entre el ruido político y la economía. La idea que se tuvo hace algunos años en el Perú de que la economía va por un lado y la política por otro, no se toca y no hay conflicto entre ellos, no es verdadera, es mentira. La idea de las cuerdas separada, de acuerdo. El Perú tiene piloto automático, no se preocupen. Grave error, pensar que el piso está parejo es un grave error. Esto no se puede seguir diciendo ni se puede seguir pensando.
En los últimos meses los peruanos hemos tenido una lección de economía política que nos está costando sangre, sudor y lágrimas, por supuesto. Eso es lo que está pasando en el país. De tal manera que esto no es cuestión de un grupo de capitalistas desgraciados, vampiros, unos dráculas de las transnacionales que están conspirando contra el Perú; esto no es así. Se piensa que se puede cambiar de sistema económico como se cambia de sombrero. Aquí hay un grave error también. Para hacer acumulación económica el único sistema que ha funcionado es, grosso modo, el sistema capitalista. Los llamados socialismos no funcionaron, a la larga se vinieron abajo, no por una invasión extraterrestre, sino porque el sistema estaba con pies de barro, no funcionó, se resquebrajó.
Esto existe incluso en esos países en que políticamente hay comunismo, pero económicamente hay capitalismo e inclusive se puede llamar capitalismo salvaje. Caso China Popular, por ejemplo. En otros países la gente vota por quien va a redistribuir eso que se ha acumulado, léase, izquierda. Acá hemos hecho exactamente al revés. Acá hemos consagrado en el poder a un grupo que habla solamente de distribución de la riqueza y no de cómo crear la riqueza.
(*) Periodista
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