Opinión

La crisis de la embajada peruana

Por: Martín Valdivia Rodríguez

El reciente caso de la incursión policial en la Embajada de México en Ecuador nos hace recordar la denominada crisis de la Embajada de Perú en Cuba. Ocurrió en 1980 y se debió a una crisis económica en la isla, por entonces gobernada por Fidel Castro, que había comenzado a finales de la década de los 70, con una disparada de los niveles de pobreza, lo cual causó agitación política y tensión social.

La Embajada del Perú en La Habana se convirtió en el escenario del mayor caso de asilo y refugio bajo protección diplomática de la historia. Más de 10,000 cubanos se encontraban bajo la protección diplomática en un área de apenas 2,000 metros cuadrados.

La situación que se vivía en Cuba era dramática —aún lo es, pero aquel episodio fue peor todavía—, con una terrible inflación, reducción del nivel de vida, un inusitado aumento de los costos de los insumos agrícolas y disminución del nivel de ingresos provenientes de los cultivos de tabaco y azúcar, que eran la base de la economía de la isla. El gobierno de Castro dispuso racionar los alimentos, lo que dio lugar a inmensas colas de gente desesperada por conseguir alimento.

La Embajada del Perú, para miles de cubanos, era la puerta de salida para librarse de ese infierno. El 1 de abril de 1980, Antonio Díaz Ortega y otras once personas, a bordo de un ómnibus, derribaron la cerca de alambre. En la balacera resultó muerto un policía, pero se les concedió el asilo a los doce cubanos.

El 4 de abril, el gobierno cubano retiró la seguridad de la Embajada del Perú y sus efectivos se llevaron las casetas, reflectores y cables de comunicación. A través de la radio, Fidel Castro amenazó a las embajadas que apoyen a los “traidores” de su régimen.  Miles de cubanos invadieron la sede diplomática peruana para pedir ayuda.

El mismo Castro llegó a la embajada peruana, su intención era apresar y fusilar a los asilados. Pinto-Bazurco le respondió: “Este es un problema entre cubanos, pero si no hubiera persecución política en Cuba, no habría motivo para darles asilo ni protección”.

De esta manera, la diplomacia peruana salvó la vida y condujo a la libertad no solo a 10,000 cubanos, pues 15 de abril, luego de negociaciones con el presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, se inició el denominado éxodo de Mariel, que permitió la salida 125,000 personas.

Lo que le dijo Ernesto Pinto-Bazurco a Fidel Castro fue premonitorio: “El problema migratorio va a ser en los próximos años el más grande desafío para los políticos”. El éxodo cerca de 8 millones de venezolanos, de los cuales millón y medio llegaron precisamente al Perú, le da la razón. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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