Opinión

La Ciudad Luz en llamas (II)

Por: Martín Valdivia Rodríguez

Hay que dejar las cosas claras antes de continuar con el análisis de las protestas en Francia. El origen de la rebeldía en el país europeo es de índole racial y no social ni político. Es un fenómeno parecido al ocurrido en Estados Unidos en 2020, cuando la muerte del afroamericano George Floyd, también a manos de policías, desencadenó movilizaciones en 140 ciudades de 21 estados. En París, el detonante fue la muerte de Nahel, un joven de 17 años de origen argelino. Es decir, la motivación también es antirracista.

Algunos analistas están comparando las actuales protestas con la Revolución Francesa en el Siglo XVIII o la Revolución de Mayo de 1968, pero estos fueron fenómenos distintos. El primero, consistente en transformaciones sociales y políticas impulsadas por la burguesía francesa contra la monarquía. Y, el segundo, un movimiento encabezado por estudiantes que no pretendían hacer tambalear al poder de turno, sino expresar su rechazo al sistema político, social y cultural francés de la época.

El análisis, por lo tanto, debe ir por otro lado y enfocarse en la cuestión racial y, por concomitancia, en la inmigración. Según cifras de la ONU, en el 2020, hace tres años, en Francia había más de 8.5 millones de inmigrantes, lo que suponía un 12.6% de la población de ese país. La mayoría de los inmigrantes en Francia procede de Argelia, Marruecos, Túnez y Costa de Marfil. Es tal la influencia de los migrantes de África que, en el último mundial de fútbol, 13 de los 25 jugadores de la selección francesa eran originarios de dicho continente. Es decir, la mayoría.

Fueron colonias de Francia países africanos como Argelia, Túnez, Marruecos, África Occidental (Mauritania, Senegal, Sudán Francés, ahora Mali, Guinea, Camerún, Costa de Marfil, Niger, Alto Volta, ahora Burkina Faso y Dahomey, ahora Benín).

Así las cosas, todo parece indicar que se está dando una suerte de rebeldía poscolonial que, con el combustible del sectarismo y la sed de venganza en modo retroactivo, solo espera un detonante para incendiar la pradera. El abordaje del problema a partir de este enfoque parece ser clave para la búsqueda de alternativas de solución a este problema que ha nacido en Francia, pero que podría asomar en otros países de Europa. Es tarea, por tanto, de los sociólogos, antropólogos, etnólogos y psicólogos.

Otro es el enfoque se le debe dar al estudio del problema de las protestas en el Perú. Las causas son diferentes, pero no menos complejas. Ojalá primen el respeto a la ley y la sensatez. El país no está para soportar más dolor. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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