Opinión

Jaque a la Alianza del Pacifico

Por: Víctor A. García Belaunde

En el año 2011 se creó La Alianza del Pacífico a iniciativa del Perú, que como parte de su política exterior se conformó con las economías más sólidas de la región, sumándose así Colombia, Chile y México. Esta constitución fue con el propósito de fortalecer la integración, la economía y el desarrollo de sus miembros en base al avance progresivo de la libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas con miras principalmente a los mercados del Asía. Hoy, este exitoso modelo de integración comercial cuenta además de sus miembros fundadores, con 61 países observadores.

Todo el trabajo desplegado a lo largo de estos años pareciera detenerse ante la arremetida del actual presidente de México quien en declaraciones recientes ha dicho que “no quiere legitimar un golpe de estado”; que el gobierno de Dina Boluarte “es espurio” y que va a hacer la consulta al Grupo de Rio, y si “ellos dicen que entreguemos la presidencia, lo hacemos”.

El Grupo de Río hoy no existe; todo aquello que se inició con el Grupo de Contadora y el grupo de Apoyo a Contadora culminó en lo que se conoce como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC), la misma que es una comunidad de naciones en busca de consensos en temas de interés común. Tanto la CELAC como la Alianza del Pacífico son organizaciones de Estados que no están una sobre la otra, y que sus acciones se resuelven únicamente por sus integrantes.

Lo que hace México a través de su mandatario, es rebajar a la Alianza del Pacífico a manera de un subgrupo de un organismo internacional que no existe. O posiblemente el señor López Obrador para mantener su despropósito quiera hacer la consulta que pretende a la CELAC, lo que también sería un total absurdo en el contexto internacional. Como sea, un Estado no puede supeditar y menos delegar su decisión a un tercero para que resuelva por él, es una forma de abdicar a su soberanía y sin interesarle eso, el mexicano López Obrador con su medida demagógica busca ganar tiempo creyendo que la mandataria Dina Boluarte va a ser derrocada con los desmanes que vienen ocurriendo en nuestro país, desde que ella asumió la presidencia.

Si el Perú tuviera un gobierno espurio ¿porque mantiene México una embajada en un país con esa cualidad? Y en caso nuestro, ¿Por qué el Perú tiene una embajada con un gobierno cuyo mandatario nos enmarca bajo premisas que lindan con el insulto? Si el presidente de México dice lo que dice, es porque los diplomáticos de su país acreditados en el nuestro, no le han informado que en Perú hubo un cambio de mando respetando estrictamente el orden de nuestra Constitución. La legación mexicana en Lima son los primeros responsables de las ligerezas que comete su mandatario.

Pero México no está solo, tiene un colaborador menor llamado Gustavo Petro presidente de Colombia, quien ha defendido a Pedro Castillo y lo presenta como una víctima “de un golpe parlamentario violento” y que nuestra policía “marcha como nazis contra su propio pueblo rompiendo la convención americana de derechos humanos”. Esto lo dice un ex guerrillero, alguien que se alzó contra su democracia militando en la guerrilla M-19 y hoy desde dentro del poder se atreve a enseñarnos derechos humanos.

Lo que debe hacer el Perú es retirar a su embajador mientras no haya una rectificación oficial y mientras tanto subsista esta campaña falsedades y de agravios a nuestro gobierno y a nuestro país, el Perú debe de abstenerse en participar en las reuniones de la Alianza del Pacífico hasta que sus socios no ofrezcan las satisfacciones que correspondan.

(*) Abogado – Ex Congresista.

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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