Opinión

A elegir al más capaz y honrado

EDITORIAL

Todos los presidentes peruanos elegidos por el voto popular, desde 1990 hasta el 2020, tuvieron problemas con la justicia. Alberto Fujimori, Alejandro Toledo, Ollanta Humala, Alan García, Pedro Pablo Kuczynski y Martín Vizcarra -en su momento- se vieron comprometidos en sonados escándalos por graves hechos que van, según sea el caso, desde corrupción hasta delitos de lesa humanidad. Ninguno se salvó. Incluso, el actual presidente transitorio, Francisco Sagasti, está en el ojo de la tormenta por el caso VacunaGate. Este es un record que avergüenza a los peruanos.

La corrupción es como un virus que, hasta el momento, no ha tenido cura, pese a que los gobernantes que llegaron a Palacio gritaron a los cuatro vientos que lucharían y acabarían con ella. Todos han terminado sus gobiernos vapuleados e inmersos en sendas investigaciones sobre presuntos malos manejos en millonarias obras públicas. El caso Odebrecht fue la punta del iceberg, pero hay muchos otros casos en los cuales corrió dinero mal habido.

Por eso, casi todos los políticos han perdido credibilidad ante la población peruana, que está ante un gran dilema a pocas semanas de los comicios en los cuales se elegirá al presidente de la República, 130 congresistas y 5 miembros del Parlamento Andino. Es decir, a las autoridades que conducirán al país en lo que resta de la etapa de pandemia y cuando el virus se haya ido, que es cuando el Ejecutivo y los demás poderes del Estado tendrán que trabajar duro aún para reconstruir la economía del país. Y eso implica decisión, eficiencia y honradez, facultades que lamentablemente no ha reunido ninguno de los expresidentes mencionados.

Las elecciones generales 2021 están programadas para el 11 de abril próximo, pero millones de peruanos aún no saben por qué candidatos presidenciales votar. Su indecisión es mayor cuando se les pregunta por los aspirantes a congresistas. Muchos tienen graves denuncias en su contra, procesos judiciales y hasta han pasado por la cárcel.

Hay varios postulantes que aspiran al llamado “Sillón de Pizarro” y tienen procesos en el Poder Judicial o investigaciones en la Fiscalía por presuntos delitos de corrupción y lavado de activos. Los peruanos ya no debemos votar por el que habla mejor, el que hace más promesas o el que nos cae más simpático. Debemos conocer sus planes de gobierno, sus antecedentes, sus valores morales y su vocación de servicio.

Como sociedad debemos asegurarnos de que solo pueda alcanzar el poder aquella persona que sepa gestionarlo más sabiamente, pero con honradez. Algo que por desgracia no suele ocurrir. Ojalá el 11 de abril cambie la historia.

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