Iniciamos el año 2022 con la tercera ola del COVID-19, con la delincuencia desbordada que se le va de las manos al Gobierno, se incrementa el desempleo, crece la pobreza y extrema pobreza, el sistema sanitario colapsado, la educación sin rumbo. Sin objetivos, sin expectativas de progreso, crece el endeudamiento externo y se canibalizan las reservas, los inversionistas privados espantados, los proyectos mineros paralizados, la corrupción presente en las altas esferas del Gobierno.
Martín Vizcarra libre como Pedro en su casa a pesar de las denuncias por las coimas del Club de la Construcción, por tráfico de influencia y por lesa humanidad (asesinato colectivo), delitos que lo encerrarían en prisión de por vida. Alejandro Toledo disfruta libremente de sus millones en EE.UU. ¿Al Gobierno no le interesa extraditarlo o no le conviene?
En este año 2022, renovaremos nuestras autoridades regionales y municipales, muchos precandidatos aspirantes en las futuras elecciones de octubre son tránsfugas, han saltado de partido en partido camaleónicamente, solo para satisfacer sus intereses personales. En este proceso los ciudadanos tenemos que estar atentos a la transparencia de los comicios electorales, las instituciones (JNE y ONPE) responsables nos dejaron claro en las elecciones del 2021 que no son garantía del respeto a la voluntad ciudadana, fueron cuestionadas por una serie de irregularidades.
En medio de todo, lo que sucede y lo que debemos enfrentar el pueblo, la ciudadanía, es asumir con responsabilidad y conciencia su participación en las urnas, deberíamos estar debidamente informados, de lo contrario nos sumergimos en la incapacidad, la corrupción y la delincuencia.
Transformemos este inicio del año 2022 en un año de la lucha por la recuperación democrática e integridad y la moral de la patria. No hay deuda que no se pague ni plazo que no se cumpla.
El pueblo reclama justicia social, espera autoridades con solvencia moral, los agricultores esperan créditos y no préstamos usureros.
La refundación del Ministerio Público y el Poder Judicial es una necesidad, vital para el Estado peruano ya que su actuación actualmente es de impunidad y sometimiento al poder político.
Los males endémicos del país deben extirparse de raíz.
Ha llegado la hora del respeto a la institucionalidad, el respeto a la Constitución, al Estado de derecho.
Aspiramos a una patria libre, democrática, con empleo, con justicia, donde la sociedad actúe sin discriminación ni homofobias.
Las nuevas generaciones tienen la gran responsabilidad de alcanzarnos y superarnos.
*Abogado y Analista político
(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.
