Opinión

Historia, posverdad y peruanidad

Por: Martín Valdivia Rodríguez

La era digital tiene grandes beneficios, pero también efectos negativos. Uno de ellos es la acumulación desmesurada de datos e información en desmedro del raciocinio, el conocimiento y la verdad. Lo rápido, lo efímero, lo breve y lo superficial están desplazando a lo sustancial, lo profundo, lo importante, lo verdaderamente valioso. Todo ello se suma a los absurdos argumentos de las falsas ideologías, el patrioterismo y el chovinismo, llenos de complejos y prejuicios, que trastocan y tergiversan la historia. Así, el proceso de comunicación está en crisis y se encuentra en riesgo la historia real, la que se ajusta a la verdad, la que nos sirve para conocer el pasado, comprender el presente y construir el futuro.

Por eso urgen voces que llamen a la conciencia y señalen el camino de la sensatez. Allí radica la importancia de esfuerzos de intelectuales como el Dr. Raúl Chanamé, quien acaba de lanzar un nuevo libro: “Peruanidad y Posverdad, 400 reflexiones sobre una idea”, que apunta a romper mitos y refutar “historias apócrifas o narrativas actuales inexistentes en el pasado, que gozan de credibilidad e incluso aceptación académica”.

En medio de la vorágine de los fake news, la desinformación y la sublimación de las medias verdades y las mentiras, esta obra literaria propugna el esclarecimiento de la historia y la reivindicación de la verdad. Se trata de una suerte de compendio de relatos concisos, pero enjundiosos y esclarecedores, sobre un abanico de sucesos políticos controversiales, procesos culturales polémicos, conceptos ambiguos, mitos y leyendas que se entretejen en nuestra historia, configurando lo que en estos tiempos conocemos como posverdad.

El Dr. Raúl Chanamé hace un recorrido por la historia del Perú, desde el descubrimiento de América hasta los tiempos contemporáneos, pasando por la Colonia, la Emancipación y la República con sus subetapas o hechos relevantes, con el propósito de invitarnos a “reflexionar sobre nuestro yo colectivo, buscándonos liberar de ideologías falsificadoras, prejuicios históricos o simples animosidades nacionalistas (…)”.

Se trata, en suma, de una catarsis oportuna y aleccionadora que debería ser tomada como ejemplo para que otros intelectuales se sumen a la lucha en defensa de la verdad de nuestra historia, conocimiento indispensable para tomar conciencia, reafirmar nuestra identidad y asumir nuestro rol en la consolidación de la sociedad y el Perú como una nación en democracia y con civismo, vale decir, con equilibrio entre los derechos y los deberes. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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