Ya todos sabemos que en Perú el costo no actualizado del crimen y la violencia supera ampliamente los 3 puntos del PBI. Además, esta cifra, además de estar desactualizada, fue medida en un momento en que el país no era azotado por las bandas de crimen organizado como el “Tren de Aragua” y sus facciones.
Sectores clave como el turismo, que aún no termina de recuperarse de la pandemia, son extorsionados. Hoteles, restaurantes, pasajeros que llegan del extranjero y son perseguidos desde el aeropuerto, hacen que en una mirada futura no solo será un costo adicional, sino que tendrá un impacto negativo en este sector.
Perú está muy cerca de ser considerado como un país no recomendado para el turismo debido al incremento de la tasa de homicidios, la violencia con la que se realizan los eventos criminales y, por supuesto, la manifiesta incapacidad del estado para lograr siquiera neutralizar el avance de estas organizaciones en el país.
Hoy, la noticia del ataque a la minera La Ponderosa no debe ser analizada como un evento aislado, sino como una estrategia más amplia del crimen organizado para poder seguir acumulando poder y recursos, desbordando cada vez más la capacidad de respuesta del estado y, por supuesto, percolando con corrupción el sistema de justicia de Perú.
Tal cual las organizaciones terroristas en los 80 y 90, secuestraban a los empresarios, extorsionaban a grandes empresas y se alimentaban de recursos del narcotráfico, este camino no es muy diferente. El “Tren de Aragua” y sus facciones han logrado establecer territorialidad en cobro de cupos, trata de personas para la prostitución, robos y hurtos a mano armada, generando una caja chica estable y una fuente de recursos ya segura.
Claramente, va creciendo en la medida que el gobierno peruano cada día desnuda más su ineficacia e ineptitud frente al crimen organizado.
Con esta base, las aspiraciones crecen aún más por el incentivo de la impunidad, y tendremos muy pronto ya el ingreso a las actividades de “seguridad nacional” Narcotráfico, minería Ilegal, tala Ilegal (que son además delitos que en Perú han crecido velozmente en los últimos 20 años y manejan millones de dólares anuales). Ya con el control de delitos de mayores ingresos que van a consolidar la organización para convertirse en una del tamaño del Primer Comando de la Capital PCC en Brasil, o los carteles de México o Colombia.
Lamentablemente, solo vemos falta de inteligencia y por partida doble: falta de inteligencia policial y falta de inteligencia en el gobierno. Minimizar el problema solo hace que crezca y no tener una mirada de cuál es la estrategia de las organizaciones criminales.
Solo logrará que en el futuro tengamos un estado desbordado y organizaciones criminales muy consolidadas. Esta afirmación es una profecía de muy alta probabilidad de cumplimiento en el corto plazo.
(*) Presidente de Aprosec
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