Opinión

Fútbol peruano: Dos islas, dos realidades

Por: Tito Ponte Silvera

El éxito que tuvo Ricardo Gareca con la clasificación al Mundial de Rusia 2018 y el posible boleto a Catar 2022, no se ha visto reflejado en el desempeño de los clubes peruanos a nivel internacional. La eliminación de la Universidad César Vallejo y la de Universitario de Deportes demostró una vez más que la estructura y bases de nuestro torneo local tienen carencias que se contraponen con el trabajo que se realiza en la selección absoluta. Son dos islas unilaterales, en donde la liga nacional desentona, no logra consolidar un nivel y naufraga sobre mareas recias que desnudan su realidad cuando visitan otras latitudes, todo lo contrario a la reputación conseguida por el ”Tigre” y los suyos con hazañas históricas dentro y fuera del país. Esta actualidad del balompié rentado indica una falta de política deportiva y un quiebre en la línea de trabajo y comunicación entre la Federación Peruana de Fútbol y los distintos clubes.

Hace pocos días el gerente deportivo de la selección peruana, Juan Carlos Oblitas, criticó que la Liga 1 mantenga aún la “Bolsa de Minutos”, argumentando que somos el “unico país del mundo que tiene esta modalidad”. Sin duda, una observación que no se aleja de la verdad y que evidencia el postulado de que que estamos en dos islas o corrientes diferentes: selección peruana de fútbol y clubes. Por otra parte, sería importante saber de la propia FPF por qué fracasó el llamado “Plan Centenario”. Este proyecto del cual no se ha dado una explicación clara, salvo la de Daniel Ahmed, quién estuvo a cargo, el cual aseguró con total ligereza que “se canceló por falta de presupuesto”. El objetivo principal de este diseño era, según el planteamiento, que el “Futuro del fútbol peruano se implemente desde las bases y sea integrado a nivel nacional a largo plazo. En este plan se captarán a más de 250.000 niños desde los 6 hasta los 18 años provenientes de todas las regiones del país”, se dijo en su momento.

Una idea que quedó en los papeles, en intenciones y que se fue al lastre por falta de voluntad. Todo estuvo sujeto a alcanzar metas a corto plazo, y como el sueño de todos de acudir nuevamente a un Mundial se cumplió, se nos olvidó que Paolo Guerrero, Jefferson Farfán, Yoshimar Yotún, Carlos Zambrano, André Carrillo y Luis Advincula, no durarán para siempre. Ejemplo de este razonamiento es la declaración expuesta por el estratega uruguayo Sergio Markarián, hace unas semanas, a un medio de su país, en el que confirmaba el mal trabajo de bases que se realiza en el Perú.

“Cuando yo me fui de Cristal en el 97, cuando perdí la final de Libertadores con Cruzeiro, la información que dejé es la misma que cuando me fui de la selección en 2013, y los procesos formativos de Perú no favorecen la aparición de nuevos jugadores. Y lo campeonatos juveniles no son serios y los clubes no le prestan mayor atención a los trabajos formativos”, aseveró el extécnico de la selección peruana, Sergio Marcarían.

Es ponderable el proceso de Ricardo Gareca, nadie lo discute. Incluso consiguió tapar huecos en posiciones donde no habían jugadores que realicen la función. Revalorizó futbolistas y los convirtió en ídolos. Pero, acaso quedará un recambio generacional, habrá un legado. ¿De quién es la responsabilidad, de los clubes, FPF o de Ricardo Gareca? Esperaremos el adiós del ”Tigre” y comenzaremos a buscar culpables en vez de haber trabajado a la par en un corto, mediano y largo plazo, como lo hace Uruguay, Ecuador, Colombia, por citar a algunas naciones vecinas.

(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.

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