El titular del diario El Comercio del sábado, fíjense ustedes lo que dice: “Presidente declaró a la prensa solo treinta minutos en dos meses”. Algo más, “el jefe de Estado no ha dado entrevistas”. Ni una entrevista. Dos meses de gestión del presidente Castillo, el presidente silencioso. Y cada vez que habla, dice cosas completamente ambiguas o contradictorias. Esto es algo que nos hace sentir que el avión está sin piloto. Hay un vacío absoluto de parte del presidente. No vemos que tenga decisión.
Parece que se ha animado a ratificar a Velarde como presidente del Banco Central de Reserva. Bueno, no sé si será suficiente para impedir que el dólar siga subiendo. Pero es incapaz de poner orden dentro del partido, está claro eso. Recuerde usted el incidente con los chats, la guerra civil interna que hay en Perú Libre. Y lo que va a ocurrir con la censura ya evidente que le van a dar al ministro Maraví. ¿Van a hacer cuestión de confianza? ¿No van a hacer cuestión de confianza?
El silencio genera desconcierto, desorientación e indica que no se sabe por dónde dirigir la nave del Estado. Disculpen la huachafería. Dónde está el piloto, es la pregunta. Ausente, silencioso, callado, con mensajes, los pocos que da, contradictorios. Estamos entrando a un pantano de arenas movedizas donde se va hundiendo al país.
Lo que está ocurriendo es que el deterioro que se pensaba que este gobierno iba a tener se está adelantando, está demorando menos de lo previsto, lamentablemente. Entonces, los desenlaces de esta situación no pueden esperar porque simplemente la paciencia del público, de los trabajadores, de los empresarios y de todo el mundo ya no se puede estirar más. Qué influye en esto, en que la pandemia ya no nos preocupa tanto.
Lo que está pasando es que, a medida que nos hemos ido vacunando más, ya la gente ha dejado de mirar solamente la pandemia porque así nos han tenido durante todo el vizcarrato y estamos comenzando a mirar ya otros aspectos. Y esto es una mala noticia para el señor Castillo. Él mismo posiblemente no se ha dado cuenta, pero la mejora en materia de pandemia es una mala noticia para el Gobierno porque la gente empieza ya a desestresarse y comienza a mirar otros aspectos de la realidad, la situación económica trágica por la que estamos pasando en este momento, la situación de desgobierno, de incertidumbre y las ominosas profecías que indican que el próximo año o vamos a crecer cero o menos cero. O sea, vamos a llegar a un nivel de congelación. De tal manera que estamos asistiendo al principio del fin de este régimen, tengo esa impresión.
(*) Periodista
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