Hay tres caminos en esta difícil encrucijada. Que el presidente Pedro Castillo cumpla sus cinco años, como lo establece la Constitución. Que sea vacado por el Congreso con 87 votos. O que se adelanten las elecciones generales y se vayan todos, tanto el mandatario como los 130 congresistas.
En las últimas décadas, el Perú ha tenido presidentes destituidos, investigados, condenados, uno fugado y otro suicidado. Si las elecciones del 2021 las ganaba Keiko Fujimori, antes de asumir el cargo ya hubiera tenido una prisión preventiva en su haber y una acusación fiscal con pedido de 30 años de cárcel por delitos graves.
Todos estos sucesos demuestran que las garantías para un buen gobierno no se consiguen solo con el cambio normal o abrupto de presidentes o de congresos, pues no son consecuencia exclusiva de acciones individuales o de grupo, sino el resultado de fallas estructurales que, además de políticas, también son económicas, sociales y culturales. Elegir mal, por ejemplo, es una decisión que tiene que ver con la información y la tabla de valores de una persona, lo cual, sin duda, es parte de la cultura.
Si hacemos un balance, los cambios de presidentes o de congresos pueden haber traído cortos periodos de tranquilidad, pero después ahondaron la crisis y profundizaron la inestabilidad. Sin embargo, si se demostrase con pruebas contundentes que el presidente es culpable del delito de corrupción y por ese motivo es destituido, tampoco sería la primera vez que un país decide cambiar su historia por un gobernante corrupto.
En el Congreso se están preparando mociones para una vacancia presidencial, será la tercera vez luego de fracasar en dos anteriores. Hay sectores que plantean otras vías para sacar al presidente ante la incertidumbre de la población, que enfrenta una dura crisis económica complicada con la inestabilidad política.
El Perú tiene esos tres caminos. Por el bien del país que la elección final sea producto de la sensatez y pensada en todos los peruanos, no solo en intereses personales o partidarios que siempre perjudican al país. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.
