Opinión

El libro, importancia y vigencia (I)

Por: Martín Valdivia Rodríguez

Estamos en la Semana del Libro y no podemos sustraernos de dedicarle unas líneas al que, para muchos, es el mejor invento del mundo. Los tiempos han cambiado, ahora puede haber desde microrrelatos en las redes sociales hasta larguísimas obras literarias en las bibliotecas virtuales. Solo basta dar clic para que aparezca el último best seller en una pantalla digital, pero leer un libro de papel es otra cosa, es una experiencia que no tiene comparación, tanto por la satisfacción que depara como por la eficacia de la lectura.

El Día del Libro, precisamente, nació con la idea de conmemorar el día del fallecimiento de una figura estelar de las letras, Miguel de Cervantes Saavedra, el 23 de abril del año 1616. En realidad, el autor de “Don Quijote de la Mancha” murió un 22 de abril y fue sepultado al día siguiente, pero la Unesco mantuvo la fecha, que fue reforzada porque ese mismo día, el 23 abril del 1616, dejaron de existir otros 2 grandes, William Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega.

De tal manera que el Perú no tiene solo a Mario Vargas Llosa, premio nobel de literatura 2016, como lumbrera universal de las letras, sino también al Inca Garcilaso de la Vega, nacido en el Cusco y autor de “Comentarios reales de los incas”. Claro está, tenemos muchos otros escritores de talla mundial, vivos como ya fallecidos.

Según la Unesco, “los libros y el acto de leer constituyen los pilares de la educación y la difusión del conocimiento, la democratización de la cultura y la superación individual y colectiva de los seres humanos”. Un libro nos puede permitir cambiar nuestra manera de pensar, de hablar y de analizar las cosas. Por eso dicen que después de leer un libro, uno nunca vuelve a ser el mismo.

Los libros pueden ayudarnos a tener un panorama más amplio de la realidad, pues son una ventana abierta hacia nuevos horizontes. Así, no solo nos dan conocimientos con información del pasado, el presente y nos proyectan al futuro, sino que nos ayudan a perfeccionarnos, a corregir nuestros defectos, en definitiva, a ser mejores personas.

Uno de los mayores éxitos editoriales contemporáneos es “El infinito en un junco”, de Irene Vallejo. Esta joven escritora española dice que “la invención de los libros ha sido tal vez el mayor triunfo en nuestra tenaz lucha contra la destrucción… sin los libros, las mejores cosas de nuestro mundo se habrían esfumado en el olvido”. Y tiene razón.

Por ahí dicen que, en estos tiempos, los libros de papel ya son cosa del pasado, que todo está en internet. Se equivocan, mañana veremos por qué la lectura tradicional, en libros impresos, sigue siendo la mejor. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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