Desde el martes 10 de mayo de 2022 en el ámbito político del país se habría presentado un nuevo fenómeno de acercamiento de posiciones que en apariencia, por lo menos, son diametralmente opuestas en ideología, a propósito de la última elección de magistrados del Tribunal Constitucional (TC), en donde, por un lado, hay herederos políticos de un ex presidente elegido constitucionalmente; pero que el 5 de abril de 1992 devino en dictador al cancelar al Poder Legislativo y al intervenir el Poder Judicial en un golpe cívico militar.
Por el otro lado, hay herederos políticos del más rancio marxismo primario que anhelaba llegar al poder para instaurar un régimen de partido único basado en la “dictadura del proletariado”. Aunque ciertamente desde la votación en contra del gabinete encabezado por Mirtha Vásquez Chuquilín, ya se había mostrado cierto acercamiento entre las facciones fujimorista y cerronista en su rechazo común hacia lo que denominan “caviarismo”; es decir, contra ciertos integrantes de la “izquierda” peruana acostumbrados al lujo y al confort.
El fundador del “fujimorismo” es, como se sabe, Alberto Fujimori Fujimori, que fue elegido democráticamente para los periodos constitucionales de 1990 a 1995 y de 1995 al 2000; pero que habría cometido fraude, utilizando el poder que aún detentaba para reelegirse inconstitucionalmente para el periodo del 2000 al 2005, dejando el poder debido al escándalo nacional de los llamados “vladivideos”, desde el ya emblemático video “Kouri-Montesinos”, divulgado públicamente con fecha 14 de Setiembre de 2000.
La expresión “cerronismo” se debe al nombre del fundador del partido político Perú Libre, con el cual el actual Presidente Constitucional de la República, participó en las elecciones generales del año 2021: Vladimir Cerrón Rojas, el cual fue gobernador regional de Junín para el periodo del 2010 al 2014, habiendo sido elegido también en el mismo cargo para el periodo del 2018 al 2022; pero por una sentencia condenatoria por delito de negociación incompatible fue suspendido en dicho cargo, estando con pena suspendida a la fecha, habiéndose inscrito como candidato presidencial para las elecciones generales del año 2016, habiendo retirado su candidatura probablemente ante el poco respaldo electoral proyectado por las encuestas.
Lo de Alberto Fujimori es una historia bastante conocida; pero lo de Vladimir Cerrón es una historia que aún se está escribiendo. La relativa influencia que tiene o tuvo respecto al presidente Pedro Castillo Terrones se debe precisamente a su condición de fundador del partido que triunfó en las pasadas elecciones generales al punto de obtener treintaisiete (37) escaños de congresistas de la República por dicha agrupación política. Tanto el uno como el otro habrían demostrado, en mayor o menor medida, su poco apego a la democracia.
(*) Jurista y analista político
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