Opinión

Urge bajar las revoluciones

Por: Martín Valdivia Rodríguez

La situación poselectoral está muy complicada. Los resultados de las elecciones, con las impugnaciones y observaciones de actas, han ingresado a una especie de nudo o cuello de botella del que se torna difícil salir. La polarización es atizada por las marchas, plantones, mítines o balconazos de uno u otro candidato. Se corre el riesgo de que el perdedor o perdedora de las elecciones no acepte los resultados oficiales que dará al final la ONPE, luego de ser resueltos los recursos presentados ante el JNE. Y esto podría ser un acicate para sus simpatizantes y militantes que hacen vigilia en las calles en medio de las amenazas de la variante india del COVID, que ya está en Arequipa.

Si bien algunos miembros de Perú Libre y Fuerza Popular ya han manifestado la intención de sus partidos de reconocer los resultados que den las autoridades electorales, los propios candidatos, Pedro Castillo y Keiko Fujimori, aún no lo han hecho, al menos en este tramo del proceso, cuando están a punto de salir las cifras finales con una ventaja de aproximadamente 50 mil votos, cinco mil más de los que hicieron perder a la lideresa de Fuerza Popular ante Pedro Pablo Kuczynski en el 2016.

Sería bueno que ambos candidatos se pronuncien y, en forma expresa, llamen a la calma a sus adeptos y se comprometan a respetar los resultados oficiales. En estas circunstancias, de agitación, incertidumbre y odios, esa postura daría la tranquilidad que tanto necesita el país con esta atmósfera tan polarizada.

Ante el clima de desconfianza respecto a los organismos electorales, tenemos la versión de la Misión de Observación Electoral (MOE) de la Organización de Estados Americanos (OEA), cuyos representantes llegaron antes de las elecciones y permanecen aún en el país debido a que el ganador aún no es proclamado. Según su informe, se observó “un proceso electoral positivo” en el que se han registrado “mejoras sustantivas entre la primera y segunda vuelta”.

Una versión neutral, de un organismo internacional que no tiene injerencia ni represente conflicto de intereses, ayudaría a despejar las sospechas y disipar la desconfianza. Urge que, culminado el proceso electoral, ingresemos a una etapa de reconciliación porque solo así podremos lograr la reactivación del país. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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