Opinión

El fin de la era Gareca (II)

Por: Martín Valdivia Rodríguez

Alguna vez el ministro Modesto Montoya, en una analogía delirante, comparó al presidente Pedro Castillo con Ricardo Gareca. Ahora el premier Aníbal Torres destaca el trabajo de Gareca, pero dice que “no es el único” y llama a “erradicar ese complejo de inferioridad que solo un extranjero puede ser muy bueno”. Es preferible que los políticos que desconocen los fundamentos del fútbol no opinen sobre este deporte, pues corren el riesgo de caer en ridículo.

¿Sabrá el premier que Perú ha asistido a cuatro mundiales y de qué nacionalidad eran los entrenadores que nos dieron esa alegría? A excepción de Uruguay 1930, cuando no hubo eliminatoria, dos brasileños (Didí en México 70 y Tim en España 82), un peruano (Marcos Calderón en Argentina 78) y un argentino (Gareca en Rusia 2018) nos han clasificado. Pero el asunto no va por ahí, señor Aníbal Torres. Se trata de conocer el estilo de juego y las virtudes del futbolista peruano. Y claro, saber cómo aprovechar eso para armar un equipo competente. Un equipo que no sea como el Gabinete ministerial.

El entrenador Carlos Salvador Bilardo decía “¿Qué me importa si el partido es más feo o más lindo? ¿A quién le importa? Lo que quiero es ganar”. Con esa filosofía, el “Narizón”, como le decían, clasificó a Argentina a México 86 arrancándole un empate de 2 a 2 a Perú en el Monumental de River (la selección peruana había ganado 1 a 0 en Lima). Esa tarde, el defensa argentino Julián Camino de una patada lo lesionó a Franco Navarro, la principal carta de gol de Perú, dejándolo fuera de las cancha. Y, por cosas de la vida, el gol del empate que clasificó a Argentina lo marcó Ricardo Gareca.

Ese día, quizá, empezó el romance de Gareca con la Bicolor. Esa tarde, más bien, el entonces delantero argentino observó el estilo de juego del futbolista peruano, su habilidad con el balón y su picardía para la gambeta. Ese año Perú no fue al mundial, quedó eliminado, pero la selección de Maradona ganó merecidamente el mundial México 86.

Cuando años más tarde Juan Carlos Oblitas le ofreció el cargo de entrenador de la selección peruana, Gareca recordó esa anécdota y pensó que podría ser el principal insumo para el proyecto de hacer que Perú vuelva al mundial después de 36 años. Y vaya que lo logró. ¡Hasta la vista, profesor Gareca!. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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