Opinión

Sin júbilo y con angustia

Por: Antero Flores-Araoz

Este 28 de julio que debería ser fecha jubilar, al conmemorarse nada menos que el bicentenario de nuestra independencia de España y nuestra inauguración como Estado libre, soberano, republicano y democrático, lamentablemente no lo es. El 65% de los peruanos que no votaron en segunda vuelta por el profesor Pedro Castillo, están angustiados porque una persona que solo alcanzó el 35% aproximadamente de los votos, vaya a conducir los destinos del Perú y con un discurso, tanto de él como de sus seguidores, absolutamente ajeno a nuestras creencias políticas, distante de nuestras tradiciones republicanas y muy alejado de nuestras aspiraciones de desarrollo, progreso y bienestar. El 65% de compatriotas a que nos referimos, son los que votaron por otra candidatura, o fueron parte del ausentismo, o votaron en blanco o anularon su voto. Dicho en buen romance, no quisieron darle su voto al candidato que resultó proclamado como presidente de la República.

Claro está, que por lo antes expuesto, no tenemos ánimo ni voluntad de festejar los dos siglos de Independencia, lo que no es óbice para seguir diciendo, una y mil veces: VIVA EL PERÚ, porque queremos a nuestra patria, porque le deseamos lo mejor a ella y a nuestros connacionales y porque es el suelo bendito que nos vio nacer, entre muchas otras razones que recuerdan los historiadoras, pintan los artistas, recitan los poetas y cantan los representantes del folklor de todas las latitudes de nuestro querido Perú.

El autor de esta nota, no tiene dudas que el estado de ánimo de la mayoría de los peruanos, tanto de los afincados en estas tierras como de quienes buscaron oportunidades en otros destinos, tiene diversidad de causas como son la pandemia que ha dejado infeliz huella, las consecuencias económicas de la misma, el desempleo que amplió la misma pandemia y, porque no decirlo, la crisis política que nos agobia, dado que el marco ideológico y el plan de gobierno presentados oficialmente a las autoridades electorales, por el Partido Político que presentó la candidatura presidencial del profesor Castillo Terrones, tiene anclajes comunistas y como prueba su contenido que releva de más pruebas, donde se señala su naturaleza marxista, leninista, maoísta y mariateguista, que podríamos consolidar en una sola palabra: comunismo, ni más ni menos.

¿Podría mejorarse nuestro alicaído ánimo? Claro que sí, siempre que el candidato proclamado como presidente, proceda a exorcizar al Partido del que forma parte, desvincularse de extremistas y de sujetos que más que curriculum vitae tienen prontuario policial y/o judicial. No estamos para aventuras, sea doctrinarias, políticas o programáticas, más cuando similares situaciones se han dado en otras latitudes, con el nefasto resultado de más pobreza, más incertidumbre, menos trabajo y menos oportunidades. Ejemplos los tenemos en Cuba, Nicaragua y Venezuela, para no irnos más lejos. Como anuncia el dicho gitano: La Lola no está para tafetanes. No hay motivo para cambiar nuestro norte, cuando las últimas tres décadas han sido de crecimiento, desarrollo, reducción de pobreza y más oportunidades generadas por las inversiones.

(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.

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