Opinión

El caudillismo no es democrático (II)

Por: Iván Pedro Guevara Vásquez

Si bien el caudillismo viene desde tiempos inmemoriales, pues se concibió y concretó prácticamente desde la Edad de Piedra, en la actualidad encontramos todavía sus remanentes en variadas formas de expresión humana en sociedad, como es la política, por ejemplo. Desde los jefes tribales de hace cientos de años hasta los reyes o emperadores de Oriente y Occidente, el caudillismo ha hecho su aparición.

Pero también desde la creación de la democracia en la Grecia antigua, hubo el necesario e imprescindible contrapeso a los regímenes despóticos de los caudillos.

Los líderes electos de la democracia fueron la luz contra la oscuridad de los caudillos, aunque entre éstos se dieron excepcionalidades como el caso del macedonio Alejandro Magno que, si no hubiese muerto a los 33 años de edad, quizás hubiese conquistado a los romanos, y con ello dominado al mundo entero.

La prohibición de la esclavitud coincide con el avance de la democracia en el mundo, pues la libertad de los esclavos significa que todos los seres humanos son iguales ante la ley, y eso a su vez implica que todos pueden elegir y ser elegidos para la máxima magistratura de un país: la presidencia del Poder Ejecutivo, la presidencia de la República.

Sin embargo, pese a que actualmente todos somos libres e iguales ante la ley, en la realidad de las cosas quien tiene más dinero o contactos por lo general “la puede pasar mejor”, en comparación con “el común de los mortales”, con los ciudadanos “comunes y corrientes”.

Tales privilegiados en lo económico son precisamente los que pueden formar partidos u organizaciones políticas, ya sea directamente o en forma indirecta cuando financian a algún político de turno.

En el caso de la intervención directa en la política de los potentados económicos, bajo el caudillismo, éstos ejercerán un dominio pleno y vertical de la organización, al punto que decidirán quiénes van de candidatos y con qué número en la lista para el cargo de congresistas de la República.

Y no solamente eso, porque en las elecciones primarias participarán como candidatos únicos; es decir, yendo contra todo sentido de participación plural y democrática de postulantes al cargo de presidente de la República.

En el caso de la intervención indirecta en la política de los potentados económicos, bajo el caudillismo, los fundadores se van a creer “candidatos naturales” para postular al más alto cargo del Estado: el de jefe de Estado.

(*) Analista político

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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