Si bien Pedro Castillo ha cometido más errores, Keiko Fujimori también tiene los suyos. Según los analistas, la remontada de Keiko en las encuestas no necesariamente es producto de la eficacia de su campaña, sino de los errores de su contendor. Ella ganó el debate de Chota, aunque por estrecho margen, pero perdió la gran oportunidad de sacarle mucha más ventaja al profesor.
En coyunturas como la actual, tan polarizada, los aspectos subjetivos, las emociones, los resentimientos, juegan un papel fundamental e inclinan la balanza de uno u otro lado. En el equipo de Keiko parecen tenerlo claro y por eso ella ahora está más cuidadosa en lo que declara. En realidad, Fujimori no ha cometido tantos errores en gestos como Castillo.
Uno de los pocos errores de este tipo, de parte de la candidata de Perú Libre, ocurrió luego del debate en la tierra de Castillo, que dejó tranquilos a todos porque fue el primero que se realizó en una provincia del interior del país y permitió, a través de los medios, conocer esa parte del Perú. Mucha gente decía “qué bonito es Chota, qué bonito es el Perú”. Aún no terminaban los elogios a Chota, a los organizadores y a los moderadores locales, cuando a Keiko se le ocurrió decir “he tenido que venir hasta aquí…”. Esa frase resaltó ese marcado antagonismo entre Lima y el denominado Perú profundo, de alguna manera encarnados por Fuerza Popular y Perú Libre, respectivamente.
A Castillo se le critica por no presentar a su equipo. Sin embargo, la prisa tampoco es tan buena cuando se corre el riesgo de fallar. No se hicieron esperar los cuestionamientos a la inclusión de personajes como Jorge Baca Campodónico, con un pasivo no saldado que data del gobierno de Alberto Fujimori, quien fue nombrado jefe del equipo de plan económico de Fuerza Popular. También contra el economista Luis Carranza, quien acababa de renunciar de la CAF, donde era objeto de graves denuncias de maltratos al personal y otros asuntos que son oscuras sombras en su currículo. Exdetractores del fujimorismo, como Fernando Rospigliosi, conspicuos representantes de la vieja guardia del partido naranja, como Martha Moyano, Carmen Lozada y Carlos Raffo, también forman parte del equipo o son allegados con influencia en la toma de decisiones.
Keiko no va a perder los votos de electores fujimoristas convencidos. Evocar el gobierno de su padre, subirse a un tractor o atribuirle a su partido las obras de la década de los 90, ya no le va a hacer ganar votos, pero sí perder la posibilidad de ganarlos en el rubro de los indecisos, cuya decisión será tal vez determinante en la elección del ganador de las elecciones.
