Estamos a pocos días del Bicentenario de la independencia de la República del Perú y, en medio de la turbulencia política por la coyuntura electoral, pareciera que no reparamos en la importancia de esta conmemoración, que nos ofrece una oportunidad histórica y única para reflexionar sobre nuestra historia. El distanciamiento por la pandemia también está jugando en contra, pues los eventos virtuales están muy lejos de la emoción que provocan las actividades presenciales. Sin embargo, las autoridades, las instituciones públicas, las empresas y la sociedad civil pueden hacer algo más por reconocer la importancia del Bicentenario.
Qué diferentes fueron las celebraciones del Centenario, en 1921. Era el gobierno de Augusto B. Leguía y para celebrarlo se organizaron grandes y fastuosas fiestas. Para los homenajes llegaron delegaciones de 34 países que presentaron su saludo al presidente Leguía, quien había forjado amplios contactos con el exterior, gestiones que fueron facilitadas por su actividad comercial de antes de iniciar su carrera pública. Llegaron embajadores, arzobispos, condes, barones y otras figuras de América, Europa y Asia.
Muy peculiares fueron los obsequios. El Reino Unido nos obsequió el antiguo Estadio Nacional, ubicado en el Parque de la Reserva, que fue testigo de los inicios del fútbol en el país. Japón, el monumento a Manco Cápac, que está en el centro de la plaza del mismo nombre, en La Victoria. Italia, el Museo de Arte Italiano. Estados Unidos, la estatua de George Washington, instalado en el parque homónimo en la avenida Arequipa. Y China, la Fuente China que está en el Parque de la Exposición.
En unas semanas cumpliremos los 200 años, pero definitivamente la conmemoración no tendrá el brillo de la de 1921, pese a que ya en el 2018 se creó el Proyecto Especial Bicentenario, entidad encargada de ejecutar, articular y dar seguimiento a todas las actividades. Personajes como el ilustre libertador Don José de San Martín, Simón Bolívar, nuestros precursores y los demás personajes que lucharon por la independencia del Perú merecen los mejores reconocimientos y homenajes. Celebrarlos, además, nos dará la oportunidad de revalorar la historia de nuestro país y reforzar nuestra identidad. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.
