Opinión

El fracaso en el manejo de la pandemia

Por: Martín Valdivia Rodríguez

Estamos próximos a un cambio de gobierno y los reflectores estarán puestos en las gestiones de Francisco Sagasti, Martín Vizcarra y Pedro Pablo Kuczynski, los tres inquilinos de Palacio de Gobierno en los últimos cinco años. El punto neurálgico de la fiscalización estará en el pésimo manejo de la pandemia. Sagasti lo sabe y por eso, antes de irse, sinceró las cifras de fallecidos por COVID-19, pues si estas se conocían cuando ya no esté en Palacio, podía pasar como cómplice de la mentira, lo que empeoraría el balance negativo de su deslucida gestión.

Al último domingo la cifra oficial de muertos ascendía a 69.342 en Perú. Al día siguiente, el lunes, sorpresivamente las víctimas mortales se dispararon a 180.764, tres veces más de lo que se había reportado en la víspera. Esos números nos convirtieron, nuevamente, en el país con la mayor tasa de mortalidad del mundo.

La responsabilidad de todo esto es compartida entre los gobiernos de Vizcarra y Sagasti. No olvidemos los grandes errores en la gestión del primero, como cuando se aplicó la pésica metodología del ‘pico y género’, según la cual los hombres y las mujeres tenían que circular por la calle o ir al mercado en días distintos. O despropósitos como las vacunas VIP, que comprometieron al mismo expresidente y dos exministras.

Sagasti también tiene lo suyo. Según el exministro Luis Solari, el sistema de inmunización estaba marchando bien, con EsSalud vacunando a los asegurados, las sanidades de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional a sus afiliados y el Minsa a todos los demás. Solari dice que luego optaron por la vacunación general por edades y ahí empezaron los problemas. Además, habrían aplicado la metodología de Chile cuando en este país usan una vacuna menos efectiva y que se aplica con un intervalo de 14 días y no 21.

El objetivo de estos fallidos cambios habría sido avanzar más rápido, aun cuando el ritmo en que se marchaba estaba bien. Cuando se trata de la salud y la vida de la población no se puede estar pensando en réditos políticos. Por eso, con toda razón, ya se están anunciando comisiones investigadoras en el próximo gobierno para determinar responsabilidades y sancionar a los culpables de tantas muertes que se pudieron evitar. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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