Opinión

Educación en el Perú: Quo Vadis (¿A dónde vamos?)

“En el Perú aún existe un sector brutalizado que, por los intereses personales, genera una brecha y un vacío generacional de diferencias en la educación y que luego, se lo enrostran al Estado…”

Próximos a iniciar el año escolar en el país, el actual ministro de Educación, Oscar Becerra, declaró sobre la situación que atraviesa este sector. Colegios en estados de precariedad sin condiciones básicas, supuestos pagos irregulares a consultorías durante el gobierno del presidente Sagasti, entre otros. El ministro percibe que la situación del sector educación es una situación de posguerra.

En el año 2022 el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) advirtió que el Perú estaba viviendo una crisis educativa sin precedentes y convocó al Congreso, al Poder Ejecutivo, al sector privado y a la ciudadanía a priorizar esta situación, a través de un Pacto por la Educación que permitía poner la educación de niños, niñas y adolescentes en el centro de la agenda política.

En ese mismo año, según UNICEF, se calculó un déficit en la infraestructura educativa que viene arrastrándose durante décadas en el Ministerio de Educación y que asciende aproximadamente en 111,000.00 millones de soles.

A esto, hay que agregarle el problema de la deserción escolar, cifras más, cifras menos, aproximadamente más de 670 mil niñas, niños y adolescentes que no se han matriculado, probablemente una de las causas sea que han ingresado al trabajo infantil.

Con este panorama, surge la expresión QUO-VADIS Educación en el Perú (¿A dónde vamos con la educación en el Perú?), mientras un grupo de violentistas, terroristas, marginales que hace décadas tienen en su dominio el sector educación porque, valgan verdades, desde los años 70 el sector magisterial sale a las calles a reclamar sus derechos y dejan a los alumnos de colegios públicos sin clases durante un buen tiempo.

Dicen que la sociedad genera siempre dos grupos o más, contrarios a las ideas y a los planteamientos económicos; sin embargo, en el Perú aún existe un sector brutalizado que, por los intereses personales, genera una brecha y un vacío generacional de diferencias en la educación y que luego, se lo enrostran al Estado, a los empresarios y a los grupos de derecha, cuando la miseria y su sinvergüencería los hace gestores de esta realidad y crisis que ya casi tiene el nivel de genocidio porque en la práctica están asesinando el derecho más preciado al cual puede acceder una persona humana: el derecho a la enseñanza, al aprender y a su posterior libertad.

Qué vergüenza que en el Congreso exista un llamado Bloque Magisterial, que no hace nada por esta situación. Qué vergüenza que exista una Comisión de Fiscalización y no fiscalice este tipo de acciones; y aún mayor vergüenza en las municipalidades, que ni siquiera puedan tener en estos momentos una situación real del estado, al menos en Lima, de la infraestructura en los colegios supervisadas por un área Defensa Civil.

Es hora de que, si queremos un país sin diferencias, sin pobreza y menor delincuencia, apostemos por la educación. Las organizaciones políticas, antes de hacer un pacto de gobernabilidad, deben hacer un pacto por la educación en el Perú.

(*) Abogado – Magister en Derecho

(*) Analista Político

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