Muchos hinchas de Alianza Lima e incluso una buena cantidad de colegas periodistas deportivos han querido hacer una telenovela de la última incorporación de Universitario Deportes para su año de celebración del Centenario.
Para nadie era un secreto que hace varios meses venían conversando con el volante creativo de Alianza Lima, Jairo Concha, quien mostró poco interés en seguir vistiendo la camiseta blanquiazul.
Ayer, cuando se oficializó su incorporación a la institución merengue, las redes sociales estallaron e inclusive daba la impresión de que se estaba jugando el primer clásico del 2024. Unos a favor y otros en contra, pero lo que nos llama la atención son las posiciones de algunos colegas que, al parecer, han olvidado que el Pacto de Caballeros que existía entre los compadres de no arrebatarse jugadores se rompió en el año 1993.
Ese año, el recordado Alfredo Gonzales rompió el mercado, se endeudó y se llevaron sorpresivamente al capitán y símbolo aliancista, Juan Reynoso. Ese sí fue un “terremoto” deportivo, porque nadie esperaba tremendo golpe, pero sobre todo romper el pacto de caballeros que tenían por varios años.
Fue un golpe muy duro para los blanquiazules, que años después se cobraron su venganza al contratar al brasileño Eduardo Esidio y a Marco Ciurrlizza para el conocido Dren Team.
Así como estos casos, podemos mencionar al “Mudo” Alberto Rodríguez, Aldo Corzo, Alexis Gómez, Alejandro Hohberg, solo por destacar los casos más conocidos. Esto quiere decir que no es ninguna novedad que se sigan quitando jugadores.
Lo que no nos parece correcto es que se quiera crucificar al jugador cuando cambia de camiseta, acusándolo de falta de amor a su club o de no respetar su hincha de la institución del cual es hincha.
Hay que recordar que, en el fútbol, como en todas las otras profesiones, lo que prima es asegurar el futuro de su familia y el resto son aspectos importantes pero secundarios.
¿Quién puede negar ahora que Concha no quiso renovar con Alianza a pesar de las tentadoras ofertas económicas que le hicieron llegar? El talentoso mediocampista tomó la decisión de irse al compadre porque consideró lo mejor, y eso no es un pecado o mucho menos una deslealtad.
Hay que tener en cuenta que cualquier deportista en el Perú o en el mundo primero prioriza la seguridad de su familia, si lo van a tomar en cuenta y luego los otros aspectos. Hay que recordar que son profesionales y viven del fútbol. (Foto: Líbero)
(*) Ex director del diario Líbero, Todo Sport, de la revista El Gráfico Perú y del portal digital ovacion.pe
