Opinión

La danza de patear el tablero (I)

Por: Martín Valdivia Rodríguez

Ya terminó la pandemia, pero las secuelas económicas de la crisis sanitaria aún persisten. Los índices de desempleo, pobreza e inflación siguen altos. Aún así, nuestra economía está en buena posición respecto a la de los demás países de la región y prueba de ello es la fortaleza de la moneda peruana, el sol, que algunos economistas llaman el “nuevo dólar sudamericano”. ¿Por qué entonces ponerle piedras en el camino a este esfuerzo? ¿Por qué promover una “Toma de Lima” que puede poner en riesgo todo lo que ya se ha avanzado? ¿Por qué patear el tablero?

Los casos de corrupción, los negociados en Anguía (Chota), los US$20,000 hallados en un baño de Palacio de Gobierno, las coimas y los “bonos de éxito” en el Ministerio de Vivienda, el “gabinete en la sombra” y sus lobbies, los acuerdos bajo la mesa en la casa del pasaje Sarratea, los ascensos irregulares en la PNP y otros escándalos solo demuestran que el gobierno de Pedro Castilo era más de lo mismo y que eso de “no más pobres en un país rico”, pura demagogia.

El actual gobierno, pese a la demoledora campaña en su contra, ha encaminado el asunto. Con algunos errores que no son novedad en los gobiernos, el Ejecutivo ha logrado imponerle cierta estabilidad a la economía, pues las cosas pueden estar peores si no se actúa con la pericia necesaria; también ha armado un Gabinete muy superior en eficiencia y decencia respecto a los ministros que tenía Castillo.

Pero hay mucho por hacer, pues aún seguimos nadando contra la corriente por una acumulación de factores adversos. Tenemos el conflicto entre Rusia y Ucrania y sus consecuencias comerciales y económicas, la inestabilidad política por las protestas de los primeros meses, el ciclón yacu, el dengue y ahora el síndrome de Guillian Barré, el volcán Ubinas en aparente proceso de erupción y el fenómeno El Niño en ciernes con posibles perjuicios en la cadena productiva y, por ende, en la economía y los bolsillos de los peruanos.

En medio de este panorama, impulsar, apoyar y/o azuzar una protesta como la “Toma de Lima” resulta inaudito, irresponsable y contraproducente. Mañana continuamos. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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