Opinión

Afirmemos la unión y desterremos el odio

Por: Antero Flores-Araoz

No creo que haya existido en nuestra historia, tiempos tan complicados como en los que vivimos y, ello sin estar en un conflicto armado con alguno de los países limítrofes. Lo que hoy experimentamos es totalmente atípico, en que, enarbolando tesis de desigualdad social, diferencia de ingresos económicos, desencuentros entre el campo y la ciudad, entre lo rural y urbano, entre actividades extractivas y de transformación, pero principalmente de oportunidades, se encuentran los peruanos confrontados, prácticamente en dos opciones electorales de segunda vuelta, las que se ubican en las antípodas.

Normalmente las contiendas electorales finales, más que de propuestas han sido de estilos, pues con mayor o menor intensidad, los contendores afirmaban las tesis del desarrollo para alcanzar el bienestar de la población y para lo cual, en mayor o menor grado, había la intención de sacar al país adelante bajo las reglas democráticas, de garantías a la inversión que demanda trabajo y de solidaridad con los sectores más deprimidos de la sociedad y, cuando por algunas circunstancias algún candidato se salía del molde, ello era temporal puesto que al asumir la conducción del Estado, su actuar se tornaba sistémico.

Hoy en día y seguramente agravado por el estado de ánimo de las gentes por la pandemia que nos afecta, las voces que se levantan para cambiar todo, han tenido peligrosa acogida electoral. A ello se agrega el infortunio ocasionado por la ineficiencia del gobierno vizcarrista para mitigar la pandemia, a lo que hay que añadir la pérdida de empleos, de ahorros, del confinamiento domiciliario, de las reglas de convivencia social y del encono de la población contra todo y todos.

La situación descrita no da esperanzas para el futuro del país, pues sabemos por lo acaecido en otras latitudes, que los cantos de sirena socializantes que se escuchan para solucionar las crisis internas, no solamente no solucionan nada sino que en el fondo, hacen que las personas y sus familias estén peor, existan innumerables carencias y hasta escasez, que hace que los ciudadanos sean siervos de Estado y no el objeto de atención del mismo.

Por ello hay que llamar a la reflexión para desterrando los odios, que son infértiles, busquemos la unión de los peruanos. Nos hemos beneficiado por el desarrollo, más personas han salido de la pobreza, pero tenemos que poner pie en el acelerador, para que la velocidad sea mayor. La población no espera, está inquieta y hay que trabajar intensamente para que todos se incorporen a la economía formal y puedan beneficiarse del desarrollo esperado, por supuesto superando primero la pandemia.

Tenemos que rescatar en nuestro suelo, la PERUANIDAD de que hablaba don Víctor Andrés Belaunde, quien la definía “como el conjunto de elementos o caracteres que hacen del Perú, una Nación, una Patria y un Estado” para lo cual y parafraseando a don Jorge Basadre, “el Perú es más grande que sus problemas”, y todo ello sin olvidar la parte espiritual la que siempre tuvo presente J.L. Bustamante y Rivero, en el mismo espacio aunque en diferentes tiempos, esto último recordando a don Víctor Raúl Haya de La Torre.

¡No perdamos la esencia de la PERUANIDAD!

(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.

Artículos relacionados

Agregue un comentario

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *

Ver también
Close
Back to top button