Opinión

Abajo las barreras burocráticas

Por: Martín Valdivia Rodríguez

Es increíble cómo se desperdicia el dinero de los ciudadanos y del Estado, que igualmente sale de los bolsillos de todos los peruanos, en las barreras burocráticas. La burocracia cuadriculada, con rezagos administrativos medioevales en plena era digital, persiste en el Perú aun cuando en algunas instituciones hayan comprendido que no se pierde nada y se gana mucho si eliminamos esos inexplicables, improductivos y perjudiciales obstáculos que solo hacen perder tiempo y dinero. Ocurre que las barreras burocráticas se cuentan por miles y están por todo el país.

Las barreras burocráticas son definidas como aquellas exigencias, requisitos, limitaciones, prohibiciones y/o cobros que imponen ciertas entidades de la administración pública para condicionar, restringir u obstaculizar la tramitación de los procedimientos administrativos.

Según el Indecopi, desde el año pasado se realizó una campaña a nivel nacional para promover la eliminación voluntaria de 6,093 barreras burocráticas ilegales e irracionales, las cuales generaban un costo económico de 82.1 millones de soles a la ciudadanía.

Ya antes, entre el 2017 y agosto de 2022, las entidades de la administración pública habían eliminado 28,954 barreras burocráticas, lo que permitió un ahorro económico estimado de 336 millones de soles. Es decir, en cinco años se han eliminado más de 35,000 de estos estorbos u obstáculos que solo causan demora, gastos innecesarios y malos ratos.

El mismo Indecopi pone como ejemplos de barreras burocráticas la exigencia del certificado de mudanza domiciliaria u otra constancia de similar naturaleza; los requisitos para obtener una licencia de funcionamiento; la imposición de una vigencia determinada a una licencia de funcionamiento, cuando el administrado no lo ha solicitado; el impedimento de presentar escritos o solicitudes; y el derecho de trámite de un procedimiento para la obtención de una autorización para la ubicación de anuncios publicitarios en vías públicas. Al parecer, la mayoría de las trabas burocráticas está en las municipalidades, pero también las hay en los ministerios y otras instituciones públicas.

Ahora que hay tantos cursos de gestión pública, planeamiento estratégico y que los funcionarios o candidatos a serlo están en la órbita digital, resulta inexplicable que no apliquen correcciones o soluciones innovadoras en la administración pública, en vez de esperar con los brazos cruzados que la orden venga de un ente central, de Lima. ¿Será porque les conviene que lo fácil parezca difícil para hacer creer que su trabajo es complicado y así justificar altos sueldos?. Bueno así parece. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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