Opinión

¿Y quién se queda?

Por: Antero Flores-Araoz

Lo que viene sucediendo en el Perú en los últimos tiempos es digno de Ripley. En poco más de un lustro hemos tenido seis presidentes de la Nación, infinidad de gabinetes y ya perdimos la cuenta el número de ministros en ese mismo período. Además, hemos llegado a tener tres Congresos de la República.

Lo descrito es francamente demencial. Pero como también hay cosas positivas, seguramente tales hechos serán registrados por la historia, más que como históricos, por lo menos como anecdóticos. Luego de que con absoluta legitimidad el Congreso haya vacado a Pedro Castillo por “golpista”, pese a que todo el mundo se zurrara en la noticia y que, además, asumiese el cargo su vicepresidenta Dina Boluarte, se alzaron voces de supuestos dirigentes y líderes sociales, así como de manifestantes, que piden QUE SE VAYAN TODOS. ¡Qué fácil es decirlo! Y aquí es lógico preguntar: ¿Y QUIÉN SE QUEDA?

Si se va la presidenta y su gabinete, tendría que asumir el cargo de presidente del Parlamento y nombrar a su Consejo de Ministros. Pero si se van todos, conforme al reclamo de ciertos sectores, no habría Congreso y menos presidente de aquel, con lo cual no habría reemplazo en la Presidencia de la República. El resultado: ANARQUÍA, absolutamente irresponsable y tortuoso.

Pero si se quisiese incluir en el QUE SE VAYAN TODOS a jueces y fiscales, así como a magistrados constitucionales, el tema sería mucho más grave. No tendríamos quién gobierne, tampoco quién legisle, quién acuse y quién juzgue, estaremos gobernados por la ley de la selva y sus habitantes se comerán entre ellos. Pobre país…

Penosamente no vemos en los medios de difusión que se hagan estas sencillas y lógicas reflexiones que pudiesen ayudar a pensar a quienes no lo hacen, con esto se ratifica el dicho de que la ignorancia es atrevida.

Pero hay más. Como quienes reclaman que se vayan todos y que se convoque de inmediato a elecciones, sin entender que para ello se requiere de algunas reformas constitucionales.

Entre las reformas constitucionales también debería encontrarse la reelección parlamentaria, a fin de evitar que el Congreso este poblado de novatos en lides parlamentarias, algo así como un colegio con solo alumnos, aunque sin profesores.

Pero si además en algunos sectores hay desconfianza en las autoridades que dirijan el proceso electoral, tienen que hacerse cambios, ellos requieren tiempo y por ello es imposible elecciones inmediatas. No hay forma, salvo insisto, que se desee el caos generalizado.

(*) Ex presidente del Consejo de ministros

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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