Opinión

“Y la culpa no era mía, ni donde estaba, ni como vestía”

Por: Richard Arce Cáceres

El escándalo de un caso de violación sexual en Arequipa, en el seno del partido de gobierno Perú Libre, que involucra, por encubrimiento al congresista Quito, según la versión de la denunciante, nos deja perplejos porque nadie en el partido se ha dignado apoyar a la víctima. Al contrario, han salido a protegerse, en una especie de solidaridad de género, mostrándonos lo más primitivo, que puede haber todavía en ciertos colectivos que se ufanan de ser representantes del “pueblo”.

Lo repugnante han sido los sendos comunicados publicados en redes sociales, por los conspicuos representantes de este partido, tanto Guido Bellido, como Vladimir Cerrón, han salido a respaldar al congresista Quito y sin ningún desparpajo aludir una supuesta persecución política y, lo más vergonzoso, en ningún extremo de sus publicaciones se han solidarizado con la víctima, ni siquiera han requerido una investigación exhaustiva, como corresponde. Mostrando una actitud deplorable, típica de machos, en pleno siglo XXI.

Este tipo de aberraciones nos trae a recuerdo lo sucedido con dos casos emblemáticos de violación sexual, uno en España el 2016, específicamente en Pamplona, en las fiestas de “San Fermin”, el caso de violación conocidos como “la manada”, sentenciados a 15 años. Y el otro en nuestro país, en Surco, donde cinco jóvenes abusaron sexualmente de la amiga en común, los violadores acaban de ser sentenciados a 20 años de cárcel. Relaciono a estos casos, porque aparece nuevamente la “solidaridad hipócrita” del entorno de los violadores, para justificar una aberración y un delito, en este caso, todo porque involucra al inefable dirigente del partido de gobierno y todavía congresista de la República.

Una vez más, en este caso de violación, la posición es atacar a la víctima, volviendo a victimizarla, con argumentos inverosímiles, como por qué no denuncio en el momento, por qué se expone en reunión de puros hombres; y, lo más desagradable como sociedad, nadie presta atención a la víctima. No me imagino, lo que debe estar sufriendo esta señorita, en vista de estas actitudes deplorables contra ella y su dignidad de mujer.

Desde que tengo conocimiento del caso por medios periodísticos, me retumba en el oído la frase que varios grupos feministas e inclusive varias de mis compañeras políticas tenían como estribillo en las marchas contra la violencia contra la mujer: “Y la culpa no era mía, ni donde estaba, ni como vestía”. Y lo expreso por el silencio atronador de todos estos días, desde que salió esta denuncia y no se oye voces de solidaridad y menos de protesta. ¿Dónde está el Ministerio de la Mujer?

Una vergüenza como sociedad, por ser condescendientes con estos casos y la hipocresía en su máxima expresión, que deja un terrible precedente, puesto que ahora están en el gobierno, en cargos determinante para defender la violencia contra las mujeres, pero parece que, si la víctima no es de mi colectivo o entorno, no me importa.

Podríamos afirmar, una vez más que “el Perú, es país de violadores” y ahora la situación es más grave, porque, al parecer, tenemos la complicidad de las mujeres que hoy ostentan poder, otrora defensoras de la mujer y hoy cómplices, para empezar con su silencio hipócrita.

(*) Ex congresista de la República

(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.

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