Opinión

Falta que muera el “Pensamiento Gonzalo”

Por: Luciano Revoredo

Murió Abimael Guzmán. Murió como debía ser. En prisión. Justamente cuando el gobierno neosenderista se aprestaba a trasladarlo a una cárcel común cumpliendo los mandatos del Movadef y como primer paso para su posterior liberación. No es momento de hacer un recuento de sus crímenes y el daño que causó al Perú y los peruanos. Lo que sí es imprescindible es emprender de inmediato una campaña educativa y muy didáctica para que las nuevas generaciones lo sepan.

Resulta increíble y hasta doloroso que los jóvenes no sepan quien fue el mayor homicida del Perú, que no sepan que sus huestes asesinaron a miles de peruanos, que su ideología perversa destruyó la vida de una generación y que sus herederos ahora gobiernan el Perú.

Debido a la entraña neosenderista del gobierno, algunos desconfiados ya piensan y dicen que Guzmán no ha muerto, sino que ha sido liberado. Es la típica e inmediata reacción de quienes no creen en los que han asaltado el poder y secuestrado a la patria.

Ahora surgirán uno y mil mitos urbanos. Sin embargo, hay que creer en la Marina de Guerra del Perú que está de por medio, Guzmán murió en una instalación de la Marina. Lo importante es que se proceda de inmediato a darle sepultura o incinerarlo y que sus restos vayan a un lugar secreto. De ninguna forma se puede entregar sus restos para que se le mitifique y coloque en un lugar de peregrinación para los terroristas y sus cómplices.

Ante todo, este panorama, debe quedar claro que la desaparición de Abimael Guzmán no implica que el peligro del terror comunista haya terminado. Muy por el contrario, sus ideas viven en gente del Movadef y otros vinculados al gobierno de Castillo. Lo importante ahora es que muera el “pensamiento Gonzalo”.

Limpiar el Perú de esa peste. Nada de acuerdos, ni pactos, ni diálogos con el terrorismo. La democracia y la libertad están primero. Ya lo recordaba el ex agente del GEIN José Luis Gil Becerra al referirse al “acuerdo de paz” con el senderismo: “El que planteó el acuerdo de paz fue Abimael.

Esa fue una estrategia, porque al ver que el pensamiento Gonzalo había fracasado, para salvaguardarlo decidió plantear el acuerdo y reservarlo para otro momento, que es lo que están haciendo ahora que nuevamente hablan de él [del pensamiento Gonzalo].

Yo le advertí a Montesinos que aceptar el acuerdo de paz era un error y que en el futuro se verían las consecuencias”. Esto lo declaró Gil en una entrevista con El Comercio hace cuatro años. Vemos que el tiempo le dio la razón.

(*) Analista político

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