Previo al Día de la Madre, la Asociación Madres Luchando por Justicia realizó una gran movilización desde plaza San Martín hacia Palacio de Justicia con el lema “No es un feliz día sin una madre, hija o hermana”, para exigir celeridad en las investigaciones y sanciones más severas contra los perpetradores.
Casos como el de Sheyla Torres Aguilar, quien tenía 19 años cuando, el 14 de marzo de 2018, Romario Aco Rodríguez ingresó a su casa para acabar con su vida. “Se metió a mi casa, la degolló, la violó, le hizo varios cortes en su mano y su pierna, y solamente lo han sentenciado a 15 años (de cárcel) porque dice que tenía 19 años”, contó Magali Aguilar Cortés, madre de la víctima a la República.
Magali Aguilar y 40 familiares de víctimas de feminicidio formaron la asociación para evitar que el sistema de justicia continúe perpetuando la impunidad alrededor de la violencia de género. Advierten que existen casos que han sido archivados por el tiempo en que demoran las investigaciones.
“¿Cómo van a decir que es un feminicidio simple si la han matado? Puede ser simple cuando está viva, pero al decir feminicidio simple es como si fuera una burla porque mi hija ya está muerta. No puede ser un feminicidio simple. Ya no está con nosotros. En cambio, este tipo está preso, pero va a salir y a seguir haciendo su vida. Pero nuestras hermanas, madres o hijas nunca más van a regresar, nunca más van a estar con nosotros”, expresó Magali Aguilar.
Según los índices de feminicidio, el Perú está experimentando una crisis sin precedentes en el ámbito de la violencia de género, con 42 feminicidios registrados en los primeros meses de 2024.
Las regiones más afectadas son La Libertad, Loreto, Huánuco, Cusco, Tacna y Lima. Adicionalmente, se han registrado 56 intentos de feminicidio; esto evidencia aún más la gravedad de la situación.
Cabe señalar que las estadísticas del Programa Aurora muestran que la mayoría de las víctimas son mujeres adultas, que representan el 91% del total, con edades comprendidas entre los 18 y los 60 años. Un 7% de las víctimas representa a niñas y adolescentes, y un 2%, a mujeres mayores, lo que enfatiza que la violencia de género trasciende generaciones y requiere de un enfoque multifacético en su abordaje.
