Opinión

Un futuro sin miedo es un futuro con optimismo

Por: Fernando Jhong Ferraro

El gran error de los candidatos presidenciales y los partidos políticos es aplicar como estrategia de campaña la comunicación del miedo, del terror, de la catástrofe, de la agresión y del desmerecimiento contra el contendor como el camino más corto para hacerse de los votos de los ciudadanos indecisos. Sin embargo, estos postulantes al sillón de Pizarro no entienden que la población necesita recuperar la confianza en sus autoridades porque la principal prioridad es la vida humada, más aún cuando se necesita toda la atención del Estado para poder superar la pandemia y evitar más pérdidas de vidas humanas.

Sin embargo, la estrategia del miedo sigue siendo utilizada bajo formas cada vez más sofisticadas. Hace unos siglos bastaba con quemar en la hoguera a todo aquel que se atreviera a cuestionar lo establecido. Años después ya no hizo falta ni siquiera prender un fósforo, con empuñar un arma se podían acallar las voces de los insumisos.

Venderle miedo a la ciudadanía no es ético. Dedicarse a atacar al candidato que va puntero porque vas de colero no es ser coherente con el discurso de un buen demócrata. Cuando uno decide casarse con alguien, la persona que se elige para compartir tu vida será aquella que tenga la habilidad de cubrir también tus miedos. No quien te los agudice. Nadie en su sano juicio se compromete con quien te dice “si no te casas conmigo, te va a ir mal”. ¿Podemos encontrar en el miedo algo positivo? Sí, es posible. Este debe ser estudiado, analizado y entendido para que, en base a ello, se construya un verdadero plan de gobierno y posibilite a los partidos y candidatos convertirse en la opción que pueda cubrir el miedo de la gente con acciones reales en su beneficio, como lo es el proponer traer con mayor premura y mayores cantidades las vacunas y fortalecer los hospitales de manera adecuada y con transparencia.

Lo que nos debe quedar claro es que, para ser mejor, hay que ser el mejor. Los que aspiran a dirigir un país o ser parte de una representación parlamentaria deberían enfocarse en transmitir su propia esencia y no vender algo que no son. La pandemia que venimos viviendo obliga a mirar fuera de la política y adentrarse en la gente, como uno de ellos, siempre con la disposición de escucharlos. Sin lugar a dudas, esta campaña es atípica, con una población que hasta en el mismo día de la elección tendrá un comportamiento signado por todo lo vivido desde el inicio de la emergencia sanitaria. La reflexión de ese mismo día, abrumadoramente, empezará por: ¿Quién no ha perdido un familiar o un amigo?

Es lamentable que la clase política de hoy pretenda seguir con el aprovechamiento de la buena fe del peruano de a pie, pensando más en captar votos por sobre el sentimiento del electorado. Dejen a la gente votar con alegría y libertad. Déjenla analizar propuestas por sobre ataques. Entiendan esto: los electores necesitan grandes dosis de esperanza y optimismo acompañadas de poder optar por las propuestas cuyos reales compromisos nos puedan sacar adelante como país.

(*) CEO Apublima, Especialista en Comunicación Política.

(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.

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