Opinión

Un calvario por una cita médica

Por: Martín Valdivia Rodríguez

Ya se ha hecho común, se repite de Gobierno en Gobierno y es casi una tradición, algo que identifica al sector de la salud pública del país, que los pacientes de los hospitales estatales, incluidos los de EsSalud, tengan que hacer largas colas, incluso de madrugada, para sacar una cita para que lo atienda un médico. El calvario puede durar meses y muchas veces la cita llega demasiado tarde, cuando la enfermedad ya es irreversible y la muerte es inevitable.

Las autoridades llegan como escobita nueva, prometiendo hacer los cambios necesarios, distribuir adecuadamente al personal, realizar un trabajo de fiscalización eficiente y un seguimiento permanente a las áreas críticas. A veces se genera gran expectativa porque el nuevo funcionario llega precedido de experiencia y preparación, pero con el transcurrir de los días, las semanas y los meses nos encontramos con que todo sigue igual, que solo es más de lo mismo.

La congresista Vivian Olivos y el defensor del pueblo, Josué Gutiérrez, se propusieron constatar si algo ha cambiado en esto de las colas para sacar las citas. Ambos llegaron en la madrugada a dos hospitales de Huacho para verificar si era verdad que, como dicen los funcionarios de EsSalud cuando —según ella— les consultan, los pacientes ya no se ven obligados a hacer colas a esas horas para sacar una cita, soportando las inclemencias del frío y la amanecida. Ambos funcionarios fueron primero al hospital Regional y luego al Gustavo Lanatta.

En los dos se dieron con que la triste realidad que es la de siempre y que nada ha cambiado. Era de madrugada y personas 70, 80 y hasta 90 años estaban ahí, haciendo su cola de pie, luchando para que sus vulnerables cuerpos, maltratados por los años de trabajo, les permitan resistir y no sucumbir al cansancio y al intenso frío, que calaba hasta sus más abrigados huesecitos. Los pacientes le contaron a la congresista y al defensor del pueblo que estaban ahí desde el día anterior, algunos habían llegado al mediodía y se encontraban exhaustos. Un maltrato evidente.

La causa de este problema no está, necesariamente, en la falta de médicos o personal asistencial, sino en la deficiente administración. En ocasiones también en la deshonestidad de los médicos que “dobletean” y se escapan a clínicas privadas donde trabajan simultáneamente, por lo que dejan plantados a sus pacientes.

Es indispensable que se promueva una cultura del servicio con la utilización de las mejores estrategias del recurso humano, técnico y tecnológico, que permitan una adecuada y creciente relación del personal médico y administrativo con los pacientes. Eso sí sería eficiencia, señores. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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