Opinión

Tiempos de fake news y posverdad (I)

Por: Martín Valdivia Rodríguez

Hace unos años, el estilo de hacer política de Donald Trump puso de moda la palabra “posverdad”. Tan es así que en el 2016 para el diccionario Oxford fue la “palabra del año” y la definió como “información o afirmación en la que los datos objetivos tienen menos importancia para el público que las opiniones y emociones que suscita”. Trump también era muy proclive a difundir fake news o falsas noticias y por eso ha sido sancionado con el veto en las redes sociales y hasta ahora se mantiene postrado en el ostracismo virtual, sin poder usar Facebook, Twitter e Instagram.

Hay una diferencia entre fake news y posverdad. En realidad, los fake news no son noticias falsas sino falsas noticias -no es lo mismo- que parecen ciertas, pues resultan verosímiles, pero en realidad no lo son. El acto de producir o compartir una fake news no es necesariamente doloso, pues puede ser simplemente un error. En la posverdad, en cambio, predomina la intención de desinformar y la voluntad de engañar. En otras palabras, se hace con premeditación, alevosía y ventaja.

En Perú, las redes sociales estallaron la noche del martes con una “noticia” que más de un diario hubiera publicado en su primera plana, pero circuló muy tarde y, algo clave, faltaba la confirmación oficial. Se afirmaba que el rondero Sacarías Meneses, simpatizante de Perú Libre llegado de Ayacucho para apoyar a Pedro Castillo, había fallecido como consecuencia de una golpiza propinada por seguidores de Keiko Fujimori. Políticos, militantes y simpatizantes de Castillo se apuraron en difundir la “noticia bomba”, expresaron su indignación y, de paso, responsabilizaban al fujimorismo. La información se hizo viral. Al día siguiente, miles de estas personas publicaron sendos mensajes para expresar sus disculpas, pues habían difundido una mentira. Los deudos aclararon que, cuando se produjo el supuesto ataque, Sacarías Meneses estaba internado en un hospital y su deceso fue por cirrosis hepática.

Se había tratado, por lo tanto, de una posverdad creada intencionalmente para perjudicar a Keiko Fujimori y beneficiar a Castillo, pero que en el camino se había convertido en fake news al ser difundida por personas movidas por la indignación y su animadversión contra la candidata, pero en la creencia de que la información era real y, por lo tanto, ignoraban que era falsa. Mañana continuamos con este tema, pues es muy importante para el ejercicio del periodismo y amerita un amplio análisis. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

Related Articles

Agregue un comentario

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *

Back to top button