Opinión

Emergencia y migración del hampa

Por: Martín Valdivia

Hace años, cuando era tal la incidencia de hechos delincuenciales en el Callao, con sangrientos asaltos y ajustes de cuentas entre bandas, la policía chalaca empezó a realizar intensos operativos con cierta eficacia, lo que limpió un poco el primer puerto de estas lacras.

Sin embargo, los facinerosos se mudaron a distritos vecinos como San Miguel y Magdalena del Mar. Lo mismo está pasando con los distritos declarados en emergencia, los delincuentes están “migrando” de San Martín de Porres a Los Olivos o Pueblo Libre y de San Juan de Lurigancho al Rímac o El Agustino.

La primera en dar la alerta fue la alcaldesa de Pueblo Libre, Mónica Rossana Tello López, quien se mostró muy indignada y preocupada porque delincuentes pertenecientes a varias organizaciones criminales que operan en diversas jurisdicciones de Lima están llegando a su distrito, luego de que el gobierno declarara en estado de emergencia a algunas zonas de la capital.

En Pueblo Libre, un distrito que siempre mostró bajos índices de delincuencia, ahora se puede ver a sujetos en moto, principalmente extranjeros, que hacen reglaje a sus potenciales víctimas o recorren las calles para dar un golpe con la modalidad del raqueteo.

Otro burgomaestre que ha dado la clarinada de alerta es el de Los Olivos, Luis Felipe Castillo, quien señala que, debido al estado de emergencia decretado en San Martín de Porres, los delincuentes están migrando a su distrito. Y no es una apreciación subjetiva, pues las cifras le dan la razón, la criminalidad ha aumentado en un 25% en Los Olivos y el 60% de todos los intervenidos proceden de San Martín de Porres.

El alcalde del Rímac, Néstor de la Rosa Villegas, cuyo distrito también sufre este fenómeno de la migración de delincuentes, sostiene que se está dando una especie de efecto “globo” y que, con el estado de emergencia
aplicado solo en algunos distritos, “se está desvistiendo a un santo para vestir a otro”.

Como lo afirmamos hace unas semanas en una entrevista con Phillip Butters, eso de declarar en estado de emergencia un distrito por acá y otro por allá no dará resultados, pues los miembros del hampa no se quedan
de brazos cruzados, si no se mudan a otras zonas, cambian de modalidad delictiva para despistar a la Policía.

El estado de emergencia debe ser general, pero también formar parte de una estrategia que tenga en cuenta las particularidades de cada distrito. Luchar contra la delincuencia en La Victoria, por ejemplo, es diferente a hacerlo en Jesús María. Y esa estrategia, principalmente, debe salir de un plan que, por lo visto, no tenemos.

Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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