El presidente de la República anunció hace unas horas “recomponer el gabinete” en su totalidad. Esa decisión implica que varias entidades adjuntas a ministerios, como es el caso de educación, también deben ser completamente modificada en su alta gerencia. Este es el caso del Instituto Peruano del Deporte, donde Julio Rivera Gonzáles fue anunciado hace pocos días como la máxima autoridad del IPD.
Sí hay coherencia, el nuevo ministro de educación también debería recomponer un nombramiento cuestionado. Un nombramiento que fue avalado por Rosendo Serna, quién en sus argumentos en defensa de Rivera González no supo cuáles eran los verdaderos requisitos para ocupar el cargo de presidente del ente rector del deporte. Si el presidente de la República, cómo máxima autoridad del país, ordenó el cese del consejo de ministros, entonces el cambio debe ser total y la salida del actual presidente del IPD es inminente.
No es una cuestión de nombres, ni de personas. Cada puesto debe ser una elección basada en la ‘meritocracia’, pero por sobre todo en la capacidad y experiencia en el ámbito que sea requerido un funcionario. Ya no más experimentos ni errores, el país necesita aciertos, y también el deporte debe ser parte de esa política de estado justa y estricta. Que no se repitan las mismas acciones y recompensas desleales, donde se pagaban favores por cargos públicos.
El cuestionado nombramientos de Julio Rivera no solo se debe a que no cuenta con experiencia ni capacitación en gestión deportiva, o que no tiene conocimientos en la diversidad de especialidades deportivas, o porque sus estudios en administración de empresas, en “Crea Innova”, no posee la certificación como institución educativa, sino que además, tras su asunción como jefe del IPD, su firma aceptó a Albino César Nieto Serpa, como gerente general de la Institución, un funcionario que fue destituido del puesto de gerente central de gestión de personas en EsSalud por nepotismo, durante el mando de Mario Carhuapoma, jefe de la dirección, quién fue cesado del cargo. Otro de los nombres señalados en el entorno de Rivera es Edwin Santiago Ivancovich Gamero, quien ingresó a las oficinas del IPD como asesor de presidencia de la institución.
Ha sido consultor del exministro de Educación, Carlos Gallardo, censurado por el Congreso a raíz de la filtración de la última prueba docente. Estos, sin duda, son un cúmulo de elementos y aristas que fundamentan su controvertida designación.
Si el gobierno es coherente, el nuevo ministro y el presidente de la República deben echar mano y RECOMPONER el IPD. De lo contrario, sería contradictorio hablar de rectificar para garantizar la gobernabilidad y la tranquilidad del pueblo peruano.
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