Opinión

Entre el cambio o el continuismo

Por: Julio C. Navarro Falconí

Y llegó el día de las elecciones donde el Perú decidió como siempre. Ante la ausencia de partidos políticos de verdad, nuevamente se dio lugar a un congreso fragmentado, partido en dos, cerca de 80 parlamentarios que serán más de lo mismo, y, el resto, los que podrán oponerse a la práctica legislativa de siempre.

Lo que veremos en el segundo semestre de este año será una confrontación directa, el Ejecutivo tratará de hacer un cambio radical, y el Legislativo buscará mantener por la fuerza el statu quo existente, espero que esta tensión extrema no termine por romper la cuerda de la democracia que cada vez se debilita más.

En medio de esta tormenta política que se avecina veremos surgir nuevos liderazgos, me queda claro que los resultados alcanzados por Pedro Castillo, sobre todo en las regiones más pobres del país, han sido la más clara expresión de hartazgo y repudio a la clase política tradicional que los mantuvo olvidados, sí, esos mequetrefes que lograron llegar al poder para quedarse por muchos años haciendo de las suyas, destruyendo la gobernabilidad, la institucionalidad y la moral.

Ahora el futuro es incierto, el 6 de junio terminaremos eligiendo entre el miedo a lo desconocido y la hediondez, la mayoría de medios de comunicación seguirán tratando de inclinar la balanza hacia lo apestoso pero conocido, sin embargo, no será suficiente, los resultados de esta primera vuelta lo han demostrado, un candidato sin redes sociales, sin recursos para una campaña publicitaria, sin caravanas de autos con banderines y globos, fue el que alcanzó el primer pase a la segunda vuelta.

Ahora la campaña que sigue se va a centrar en la discusión económica, de mercado, de estabilidad jurídica, de continuismo o no de la Constitución actual, y por supuesto, los insultos, las noticias falsas, las cadenas de terror y la “memética” serán los causantes de las discusiones en la mesa, en el trabajo, entre amigos, familiares y seguidores de redes sociales.

Mientras, la pandemia seguirá matando, las vacunas seguirán demorando y la pobreza, el desempleo, el precio del dólar y del combustible seguirán subiendo. Todo esto no es más que tierra fértil para dar lugar a nuevos liderazgos, algunos bien intencionados, sensatos y atrevidos, y otros, acostumbrados a pescar en tiempos de turbulencia para sacar el mayor provecho, radicales de pensamiento, cuestionados por sus deudas con la justicia, por sus oscuras relaciones de poder o por sus antecedentes antidemocráticos.

Esta es la realidad de un país que siempre reacciona tarde ante la adversidad que enfrenta cada año.

(*) Periodista

(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.

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