Opinión

Provincianos y limeños en los gabinetes

Por: Martín Valdivia Rodríguez

En Sudamérica, Pedro Castillo tiene un nuevo récord referido a la composición de su Gabinete ministerial. Cuando asumió el cargo, el 70.6% de sus ministros eran provincianos, el porcentaje más alto de los últimos regímenes. Ahora, a cinco meses de gestión, el presidente ha hecho 12 cambios, lo cual lo ha convertido en el mandatario de Sudamérica que más remociones ha realizado en su equipo ministerial. Y, curiosamente, ahora hay menos provincianos, pues ha tenido que recurrir a limeños como Pedro Francke en el MEF y Óscar Maúrtua en la Cancillería.

El primero en irse fue Héctor Béjar, quien renunció a la cartera de Relaciones Exteriores; luego fue el turno de Iber Maraví en Trabajo, y seguidamente lo hizo el premier Guido Bellido. Luego dejaron sus cargos Juan Carrasco, quien se encontraba a la cabeza de la cartera del Interior; y posteriormente fue cesado Juan Cadillo, extitular del Minedu, quien informó que se enteró de su salida a través de un mensaje de WhatsApp enviado por el propio presidente de la República. Otros ministros salientes fueron Yván Quispe (Producción), Iván Merino (Energía y Minas), Ciro Gálvez (Cultura), Luis Barranzuela (Interior), Walter Ayala (Defensa) y Roger Incio (Producción). Y, para cerrar el año, se fue Carlos Gallardo del Minedu tras ser censurado por el Congreso de la República.

Decíamos que el Gabinete mayoritariamente provinciano con el que empezó Castillo no tuvo comparación en los últimos gobiernos porque Alejandro Toledo tuvo 12.5%; Alan García, 25%; Ollanta Humala, 33.3%; Pedro Pablo Kuczynski, 26.3%; Martín Vizcarra, 36,8%; Manuel Merino, 26.3%; y Francisco Sagasti, 21,1%.

No siempre la hegemonía en el Gabinete ministerial la tuvieron los limeños o los limeños y arequipeños, como ocurrió antes del segundo gobierno de Fernando Belaunde, pues el mismo arquitecto, quien era capitalino, tuvo gabinetes con preponderancia provinciana. Basta recordar al pisqueño Alfonso Grados Bertorini, al cajamarquino Alva Orlandini, al piurano Javier Silva Ruete, al chiclayano Eduardo Orrego Villacorta y al cusqueño Valentín Paniagua.

Sin embargo, no se trata de poner a la mayor cantidad de ministros provincianos o limeños en el Gabinete para demostrar que el llamado Perú profundo está por encima de Lima o viceversa, sino que los nombramientos deben preponderar las cualidades profesionales que garanticen eficiencia, así calidad moral para asegurar transparencia y honradez. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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