Opinión

¿Por qué somos así?

Por: Gustavo Martínez V.

Leí hace un tiempo el informe del Global Entrepreneurship Monitor y ESAN, donde nuestro país ocupaba el primer lugar a nivel de la región en cuanto al índice de espíritu emprendedor. En resumen, el peruano es una persona que identifica una oportunidad y organiza los recursos necesarios para ponerla en marcha, somos confiados, optimistas; y disciplinados.

Eso a la vez significaría que somos ciudadanos solidarios, y no individualistas ni egoístas, pero lo cierto es que el peruano común cuando otro tiene éxito, como bien lo dice el sociólogo Jorge Yamamoto, el otro se siente miserable y alivia su infelicidad restándole mérito a los triunfos vecinos devaluando su logro. Y como círculo vicioso, cuando al envidioso le toca el turno del éxito, otro le devolverá el “cariño” practicando el deporte nacional, el maleteo.

Este afán de sabotear el éxito genera un entorno egoísta, corta la solidaridad, frena el desarrollo y la sobre todo la felicidad.

Intentando encontrar una respuesta me atrevo a sostener que estos antivalores como el raje, egoísmo y la envidia se han acentuado en los últimos años con el ingreso masivo a las redes sociales (IG, Tiktok, etc). Digo esto porque además de la televisión crean un erotismo en la gente que solo puede ser alcanzado por la violencia en muchos casos y en otras con la exageración o la mentira.

Ahora la mayoría de personas que tienen una cuenta en IG u otra red social, y espero equivocarme, buscan dar la impresión, de ser exitosos, ricos, felices y sobre todo que mantienen un nivel de vida que solo es alcanzada en sus sueños.

Esto está generando chicos con un aire de superioridad irrazonable y lo peor de todo es que necesitan constantemente la admiración excesiva de los demás, esto a la vez, los hace sentir que merecen tener privilegios y recibir un trato especial, y hacen que sus logros y talentos parezcan más importantes de lo que realmente son.

Si bien no todos los que usan las redes se preocupan por fantasías sobre el éxito, el poder, la brillantez, la belleza o la pareja perfecta, lo cierto es que hoy vivimos una resaca de falta de valores que espero no nos pase la factura como país.

Creer que son mejores que los demás y que solo pueden pasar tiempo con personas tan especiales como ellas o que únicamente ese tipo de personas podrán entenderlas.

Criticar y menospreciar a las personas que no consideran importantes. Esperar favores especiales y que los demás hagan lo que ellas quieren sin cuestionamientos

Aprovecharse de los demás para lograr lo que quieren. Tener incapacidad o falta de voluntad para reconocer las necesidades y los sentimientos de los demás.

Envidiar a los demás y creer que son envidiadas por otras personas. Comportarse con arrogancia, alardear mucho y ser consideradas engreídas. Insistir en que tienen lo mejor de todo, por ejemplo, el mejor automóvil o la mejor oficina.

(*) Periodista y sociólogo

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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