Opinión

Poder y vocación de servicio

Por: Martín Valdivia Rodríguez

Cuando le preguntaban por qué era tan piadosa, la Madre Teresa de Calcuta respondía: “Quien no vive para servir, no sirve para vivir”. En realidad, el autor de la frase es Rabindranath Tagore, novelista, poeta, filósofo, dramaturgo y músico indio que ganó el Premio Nobel de Literatura en 1913. “—Qué pequeña eres brizna de hierba. —Sí, pero tengo toda la Tierra a mis pies”, es otro proverbio de Tagore.

Si nuestros políticos utilizaran el poder que tienen para servir a la población, en el Perú habría más desarrollo, no solo económico, sino también social y cultural, porque no solo de pan vive el hombre. Además, habría equidad e igualdad, más oportunidades y mayores ganas de vivir. En suma, habría justicia. No sería necesario utilizar la frase “inclusión social” porque ya nadie estuviera afuera, sino adentro y con todos sus derechos reconocidos, respetados. “Qué bonito sería”, como decía una canción de Camilo Sesto.

Cada vez que se renueva o reconforma un gabinete ministerial renacen las esperanzas de que el país se encamine por esos rumbos con los que soñaba Tagore (1861 – 1941), quien nació, como la Madre Teresa, en la ciudad de Calcuta, capital del estado de Bengala Occidental, en la India.

La presidenta Dina Boluarte acaba de hacer seis cambios en el gabinete que encabeza el premier Gustavo Adrianzén. Se trata de un tercio del Consejo de Ministros —está conformado por 18 carteras—, un porcentaje considerable y, por lo tanto, la medida debe traducirse en un trabajo más efectivo y célere, más eficiente y responsable en varios sectores. Una de las principales preocupaciones de la población es la seguridad ciudadana, un sector en el que los ministros de hace varios gobiernos han hecho muy poco o nada.

En las últimas décadas, en los organismos públicos —incluso en los que son considerados como tutelares del Estado— la capacidad y el nivel profesional ha experimentado un evidente declive, aunque los funcionarios hayan acreditado títulos de reputadas universidades y estudios de posgrado en el extranjero. Esperemos que la mandataria haya elegido acertadamente, sin haberse dejado guiar solo por pergaminos.

En un video difundido en las redes sociales aparece el congresista Edwin Martínez hablando por teléfono con un “ministro” supuestamente para que atiendan rápido a una mujer enferma de gravedad. Es un buen gesto. Pero tampoco es así. Que un ministro tenga que interceder para una cita médica no es el mecanismo apropiado. En el organigrama de una institución del Estado deben funcionar todas las piezas, desde el portero hasta el funcionario de más alto rango. Solo así las citas en los hospitales no demorarían semanas o meses. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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