Opinión

Mensaje desde el Vizcatán

Por: Hugo Guerra Arteaga

La operación “Rescate del Vizcatán” que están terminando de consolidar nuestras FF.AA. constituye una victoria contundente frente al narcoterrorismo; y es un mensaje político que incide directamente en el futuro democrático de la patria. Desde la década del 2000 Sendero Luminoso opera en la confluencia de los ríos Ene, Apurímac y Mantaro (VRAEM), en la vertiente oriental de los Andes, en alturas que varían desde los 500 a los 3,500 metros de altura con vegetación densa y mucha lluvia.

La zona incluye a 69 distritos, y en una decena se ubica más del 90% de las plantaciones ilícitas de todo el Perú, con concentración mayor en Vizcatán. Desde allí se genera el mayor porcentaje de droga, que anualmente se calcula en unas 147 mil toneladas métricas, generando un movimiento económico de más de 22 mil millones de dólares anuales.

La alianza maldita está dada por los carteles de la droga, sobre todo mexicanos y la banda terrorista del Militarizado Partido Comunista del Perú – Sendero Luminoso, cuyos contingentes actúan como sicarios de los narcotraficantes. Además, en alguna dimensión también son productores tanto de la hoja de coca como procesadores de la cocaína.

La lucha es, entonces, contra un monstruo enorme. Y para ello hay emplazadas en el VRAEM unas 40 bases antisubversivas, en el marco de una política que durante años estuvo orientada a erradicar cultivos y sustituir la producción de coca por productos industrializables.

Geopolíticamente el VRAEM está asociado con la cuenca del Chapare en Bolivia y eso explica, entre otras razones, porqué Castillo coincide en sus políticas con el diseño del ex dictador boliviano Evo Morales.

En los últimos meses, la mayor amenaza ha provenido desde quienes alientan la reducción de los emplazamientos militares y la suspensión de las tareas de erradicación para aventurarse en un modelo de “industrialización” de la coca. En este contexto, y en circunstancias en las que Castillo y su primer ministro Torres claman por la sedición a través del levantamiento popular para cerrar el Congreso e imponer una Asamblea Constituyente, es que se ha producido la gran intervención de reconquista del Vizcatán. Se ha retomado la zona alta de ese sector, donde los Quispe Palomino habían sentado su cuartel principal. Es un lugar casi inaccesible porque se tiene que escalar en pendientes de hasta 45 grados y donde no es fácil programar acciones aéreas por la volatilidad del clima.

La operación ha incluido a unos 600 efectivos de fuerzas combinadas del Ejército, la Marina de Guerra, la Fuerza Aérea y la PNP. Durante varios días se tuvo que hacer ablandamiento con artillería pesada y luego intervenciones de infantería que han roto esquemas de defensa de los terroristas equipados con armamento ligero, morteros y metralla antiaérea robada a los militares en el pasado. Del lado patriota hay unas cuatro bajas, y del lado subversivo no se tienen cifras finales pero los cabecillas han sido muy golpeados y habría unos 50 heridos.

Todo esto demuestra que nuestras Fuerzas Armadas no están dispuestas a permitir que se profundice el nexo entre el gobierno senderista de Castillo y los narcoterroristas; tampoco van a permitir que los subversivos financien la sedición castillista; y no están dispuestas a sumarse a un modelo golpista auspiciado por el Ejecutivo, que está desesperado por la corrupción del presidente, su familia y la mafia chotana.

¡Honor y gloria a los caídos en defensa de la patria!

(*) Analista político

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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