Opinión

Perú es séptimo en deportes a nivel sudamericano

Por: Tito Ponte Silvera

Culminaron los Juegos Sudamericanos en Asunción, Paraguay, y la realidad nos indica que la delegación peruano solo pudo superar a Bolivia y Paraguay en la región. Y, además, el medallero final de esta última edición mostró una cosecha inferior de medallas en comparación a la justa de Cochabamba 2018. La representación nacional sumó 19 preseas de oro, tres menos que hace cuatro años, y 74 en el total, 18 menos que en la competencia realizada en Bolivia.

No hay excusas para esta involución. La responsabilidad principal recae sobre los hombros de la cofradía corrupta enquistada en las entrañas del Sistema Deportivo Nacional. Algo que se demuestra en las múltiples denuncias que arrastran los ilustres dirigentes de distintas Federaciones deportivas, la pérdida de dinero y, sumado a eso, la exclusión para con los atletas de provincia y la falta de voluntad y compromiso para gestionar. El deporte peruano se mantiene en un estado crítico, con triunfos aislados producto de la autoinversión y el esfuerzo propio de los atletas y sus familiares.

Hoy, cuando todo el Perú celebra la nominación de Kimberly García como la Mejor Atleta del Año por la World Athletics, producto de su histórico bicampeonato, propios y extraños, incautos y poco informados de la cultura deportiva, creen que el trabajo de las entidades deportivas viene funcionando a la perfección. Sin embargo, la propia machista olímpica ya se ha encargado de desmentir esa absurda creencia. Una paradoja que demuestra aún más que el trabajo en el deporte es totalmente nefasto.

La producción de los Juegos Sudamericanos 2022 nos puede dar un alcance de lo que probablemente ocurra en los Panamericanos Santiago 2023. Hay que tomar en cuenta que Brasil y Argentina acudirán con sus figuras principales. Además, Estados Unidos, Canadá, Cuba y México, países competitivos y que siempre pelean los puestos de vanguardia, estarán presentes en la justa continental.

El esfuerzo, sacrificio y lucha de los atletas y para atletas peruanos se pondera y valora. Sobre todo en un sistema donde solo se aprecia, prioriza y se le hace seguimiento al deportista que consigue una medalla, de lo contrario estos talentos tendrá que “bailar con su propio pañuelo” y esperar dar el golpe de gracia para ser reconocidos y apoyados por las instituciones pertinentes.

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