Opinión

El racismo inverso

Por: Martín Valdivia Rodríguez

No podemos negar que el racismo existe aún en el siglo XXI y no solo en el Perú, sino también en muchos otros rincones del mundo. El racismo causa discriminación, rechazo, indiferencia, odio y persecución, según la circunstancia o el contexto, por el color de piel. Y todos —o al menos la mayoría— coincidimos que el racismo se debe repudiar y combatir. Sin embargo, hay que reconocer que algunos sectores de la sociedad, especialmente los relacionados con la política, utilizan el racismo como una herramienta de victimización. Entonces se configura lo que algunos llaman el racismo inverso.

En una sociedad poscolonial, como la peruana, los prejuicios diseñan patrones de dependencia que benefician, por tendencia, a las personas con aspecto más parecido al europeo, o a los blancos. En una entidad de servicio público, por ejemplo, no es raro que un funcionario atienda con mayor esmero y diligencia a un usuario blanco que a uno de piel trigueña. Esa tara social persiste.

Hace unos días, una congresista acogió la propuesta de un ciudadano y presentó un proyecto de ley para cambiar la bandera peruana. Un abogado que se hizo famoso por sus ideas radicales y que ahora es asesor de un congresista de izquierda comentó la iniciativa legal de esta manera: “¿Por qué la bandera peruana tiene que ser el sueño de un argentino como San Martín? Es razonable considerar que muchos no se identifican con símbolos patrios de origen criollo y blanco. ¡La pluralidad de naciones del Perú exige repensar todo hasta la bandera y el himno!”. En realidad, si bien San Martín desempeñó un papel preponderante en la libertad del Perú, eso de que soñó con los colores de la bandera peruana cuando descansaba bajo una palmera en la bahía de Paracas solo es un cuento de Abraham Valdelomar. Seguir creyendo eso demuestra gran desconocimiento.

Pero, al margen de los orígenes de la bandera peruana, el proyecto de ley para cambiar sus colores activó como un resorte el denominado racismo inverso, el falso nacionalismo y el patrioterismo. Se argüía que San Martín fue blanco y que, por lo tanto, no representa a los “auténticos” peruanos. Que ni siquiera los criollos representan a los “verdaderos” peruanos. O que la bandera es “limeña”. Cosas realmente absurdas. Varios personajes políticos tienen este pensamiento y lo utilizan como instrumento de su victimización. El Perú es un país multirracial y pluricultural donde todos, sea cual fuere el color de piel, se merecen respeto. Hay que luchar contra el racismo, sí, pero con dignidad. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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