Opinión

Pandemia y salud emocional

Por: Martín Valdivia Rodríguez

La reacción que tiene la mayoría de la gente, ante determinadas circunstancias difíciles, no es la misma que antes que la pandemia. La agresión verbal o física sale ahora con mayor rapidez, como si fuese disparada por un gatillo que puede ser movido hasta por una pluma. Hasta los políticos ahora son más violentos y soeces cuando se enfrentan por las redes sociales. Las palabras “idiota”, “imbécil” y otras de alto calibre, que antes casi no se mencionaban por el cuidado de las formas, hoy son pronunciadas sin el menor rubor. La desfachatez es más común y también más tolerada en estos tiempos de tránsito hacia la pospandemia.

Según el especialista en educación León Trahtemberg, los educadores están siendo física y verbalmente golpeados por alumnos que retornan a la presencialidad, de acuerdo con un reporte de la Asociación Estadounidense de Psicología, que registra 7,000 incidentes de este tipo. En el Perú aún no tenemos las cifras, pero esta tendencia debe ser mundial y las causas principales serían el encierro y las restricciones por la pandemia. Aunque las sociedades no son iguales y, por otro lado, en Estados Unidos las campañas negacionistas y antivacunas deben haber ganado más adeptos y, por lo tanto, exacerbado más los ánimos en la población que en Perú.

Otro incidente que demuestra esta proclividad es el protagonizado en la ceremonia de entrega del Oscar por el presentador Chris Rock y el actor Will Smith. El primero no tuvo reparos en mofarse de la calvicie de la esposa del segundo, motivando la iracunda reacción de este último. Smith se levantó de su asiento, caminó hacia el estrado y le lanzó un furibundo lapo a Rock ante el estupor de los presentes.

Los dos estuvieron mal. La condición física de una persona no debe ser motivo de burla de nadie, por más humorista que sea el insolente, pero la agresión física tampoco se justifica, menos en un evento transmitido en todo el mundo para reflejar el premio al talento y reforzar virtudes como el respeto, la tolerancia, la solidaridad y otros, de los que adolecía la Academia, que había sido objeto de muchas críticas por esa razón.

La tendencia hacia la violencia y la permisibilidad o tolerancia de la misma también se ve en la calle, entre la gente de a pie, que con frecuencia se enfrasca en discusiones y hasta peleas. Las autoridades deben ponerle atención a este tema. La pandemia ha causado un daño emocional evidente y la salud mental está en riesgo. Es necesario curar las heridas. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

 

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