Opinión

Justicia en cámara lenta

Por: Martín Valdivia Rodríguez

Se critica con razón la parsimonia y desidia del gobierno de Gustavo Petro para colaborar con el Perú y entregar al venezolano que, como dirían nuestros reporteros especializados en casos policiales, responde al nombre de Sergio Tarache, quien quemó viva a su expareja, la infortunada joven peruana Katherine Gómez. Sin embargo, en nuestro país la justicia también marcha a paso de tortuga. No es novedad, pero este caso puede servir para demostrarlo, indignarnos y exigir que, de una buena vez, pisen el acelerador, sin que ello signifique vulnerar el debido proceso.

El hecho ocurrió el sábado 18 de marzo en la plaza Dos de Mayo, donde Tarache roció con gasolina y le prendió fuego a su pareja. Durante seis días las autoridades peruanas no movieron ni un pelo pese a la indignación de la prensa. Recién el 24 de marzo, cuando falleció Katherine Gómez, como consecuencia de las graves heridas que le causaron las quemaduras, se ordenó la captura del feminicida. El mismo día, el Ministerio del Interior incluyó a Tarache en el programa de recompensa y ofreció 50 mil soles por información que ayude a su captura.

El sábado 25, indignada por la pereza de las autoridades, Cinthia Machare, madre de la víctima, alzó su voz para exigir que hagan todo lo posible por capturar al asesino. El 30 de marzo, doce días después del mortal ataque, el Poder Judicial dictó seis meses de impedimento de salida del país para Sergio Tarache a pedido de la Fiscalía. Para esa fecha, el feminicida ya habría salido del país, pues el 12 de abril fue capturado por las autoridades policiales de Colombia.

El proceso de extradición es otro cantar, pues sigue el intrincado y brumoso camino de la burocracia. La Sala Especializada subió a la Corte Suprema el documento y el 6 de mayo salió la resolución, que fue remitida al Ministerio de Justicia para ser aprobado en el Consejo de Ministros. Recién hoy, miércoles 10, los ministros se reunirán, al ritmo de la cámara lenta que caracteriza al rigor protocolar, para aprobar el cuadernillo de extradición, que ojalá llegue a Colombia antes que Tarache sea dejado en libertad.

Ya se va a cumplir un mes desde que Tarache fue capturado y nada. Qué diferente fue el accionar de las autoridades en el 2010, cuando el neerlandés Van der Sloot, quien había asesinado a la peruana Stephany Flores, fue detenido en Chile y deportado al día siguiente. Así es cuando se trabaja sin pereza y dejando de lado los vericuetos de la formalidad si la situación lo amerita. Eso se llama eficiencia, buena voluntad y sentido común. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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