Opinión

Nuevos vientos en Argentina

Por: Martín Valdivia Rodríguez

Argentina fue alguna vez el país más poderoso del mundo en materia económica. Fue cuna de San Martín, libertador de varios países del continente. También del gran Carlos Gardel. Y de Borges, de Cortázar, de Sábato… En fútbol ha ganado tres copas mundiales, con Maradona, con Messi. En sus 2.8 millones de kilómetros cuadrados tiene abundantes recursos naturales, tierras agrícolas extraordinariamente fértiles, ganado de primera y cuenta con importantes reservas de gas, litio y un enorme potencial en energías renovables. Sin embargo, desde hace 20 años vive una dura crisis.

Ahora, tras la asunción como presidente del economista Javier Milei, quien llega con nuevas ideas y un audaz y atrevido plan de gobierno, basado en la libertad en su grado sumo, Argentina tiene la gran oportunidad de cambiar el rumbo y reencontrar el camino de la prosperidad, el desarrollo y el bienestar de su gente, que en estos momentos sufre las consecuencias de las malas acciones de sus autoridades de los últimos tiempos.

“Un pueblo culto nunca puede ser esclavizado”, dijo alguna vez Manuel Belgrano, otro argentino ilustre. Argentina es una mezcla cultural de influencias latinoamericanas, una simbiosis de costumbres criollas y europeas, lo cual se refleja en el estilo de vida, la arquitectura, la música, la literatura y la gastronomía. Por eso, su pueblo, que siempre ha mostrado un nivel cultural en grado superlativo en el continente, luego de padecer durante dos décadas una crisis que fue esperando cada vez más hasta llegar a una inflación anual de 180%, ha tomado conciencia de la realidad y decidió elegir a Javier Milei, quien viene con una propuesta política y económica diametralmente opuesta a la que gobernó durante los últimos 20 años, el peronismo y el kirchnerismo.

El reto de Milei es, entonces, sacar del hoyo a Argentina, lo cual significa derrotar a la inflación, la madre de todos los males; recuperar la confianza en la moneda, ante la devaluación del peso argentino, con la receta de la dolarización, según parece; reducir la tasa de la pobreza, con el 30% de pobladores en esa condición; eliminar los subsidios; reducir el enorme endeudamiento; gobernar en minoría con un poder limitado en el Congreso; enfrentar el malestar social que ya asoma; rentabilizar Vaca Muerta, la gran reserva de petróleo y gas; y dar un giro en el timón de la política exterior, tan debilitada en los últimos tiempos. Para empezar, Milei ha eliminado 10 de los 18 ministerios que heredó, quedándose con solo ocho, lo cual ya va diciendo de su voluntad de acabar con la burocracia inútil. Un buen comienzo. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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