Se tomó con mucha sorpresa la juramentación del nuevo Gabinete Ministerial, y para muchos la salida de Guido Bellido era solo cuestión de tiempo. Se salvó además de la censura inminente a Maraví Olarte, que valgan verdades nunca pudo deslindar sus nexos con Conare-Movadef y con Sendero Luminoso.
Un Ministro con tantos atestados policiales en su contra no podía seguir como cabeza de la cartera de Trabajo y Promoción del Empleo.
El Presidente Castillo esta semana visitó las instalaciones de SUNAFIL acompañado del exministro Maraví, y nos preguntamos ¿para qué?
Se ha designado como Ministro de Trabajo a la Dra. Betssy Chávez Chino, de quien solo se conoce que es abogada por la Universidad Nacional Jorge Basadre de Tacna y congresista electa de la bancada de Perú Libre por el referido departamento.
En sus primeras declaraciones la ministra ha sostenido que trabajará para generar un clima de gobernabilidad y estabilidad en el país. Asevera, además, que tenderá puentes de diálogo y buscará generar consensos.
Se conoce, además, que la tendencia de la nueva ministra no es tan radical, eso habrá que verlo en las decisiones que tome a partir de la fecha.
Lo que es cierto es que tendrá una labor muy dura, toda vez que la Pandemia ha afectado al sector empleador, y muchos negocios no han terminado de reactivarse mientras otros han cerrado.
Ya existe desánimo del sector empresarial porque se ha recortado la vigencia de la suspensión perfecta, y ello porque, a partir del 2 de octubre, ya no cuentan con los puestos de trabajo para que sus empleados regresen a ejecutar sus labores habituales.
En la actualidad, ya no existen los mismos puestos de trabajo, y la informalidad en la contratación laboral se ha incrementado en límites insospechados.
La SUNAFIL mantiene una obsesión interminable en contra del sector empleador, los investiga y los sanciona a pesar que conoce de la imposibilidad de dar cumplimiento a los requerimientos extensos que suele notificar a la Casilla Electrónica.
Se debe buscar consenso entre los sectores gremiales, sindicales y empresariales, no solo basta empoderar a un sector en la creencia que siempre ha sido el perjudicado en la relación de trabajo.
Todos esperamos decisiones y medidas que alienten la formalidad laboral, pues caprichos populistas solo generarán más conflictos en los centros de trabajo.
La solución no debe estar centrada en las modificatorias de las leyes laborales vigentes, por cuanto debe existir sustento técnico y razones fundadas para mejorar las ya existentes.
Creemos que todavía no está nada claro a nivel laboral, y por lo tanto el camino se torna cada vez más difícil para los dos actores principales de la relación de trabajo.
Nuestro país merece mucho más, no hay duda.
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(*) Abogado Laboralista
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