Sería absurdo no reconocer que la salida de Guido Bellido del Gabinete ministerial no ha significado un alivio, un momento de respiro por lo menos para la población peruana. Incluso, esto se ha visto reflejado en la cotización del dólar. Junto a esto, la ratificación de Julio Velarde y de los tres directores que él había pedido como representantes del Poder Ejecutivo en el Banco Central de Reserva (BCR). De manera que todos esperábamos que saliésemos del problemón que había significado el Gabinete Bellido y el presidente mostrase de una vez por todas que había adquirido algo de sensatez, producto de que por lo menos se había dado cuenta de que tenemos que sobrevivir y de que habría prevalecido su instinto de supervivencia sobre sus vínculos con Perú Libre, el señor Cerrón y hasta con la propia ideología que le ha dado cobijo, pero que sospecho él no entiende completamente.
Sin embargo, como si fuese una fatalidad, así como en el Gabinete anterior estaba el ministro de Trabajo, una persona absolutamente indefendible por sus vínculos con Sendero, su historia, su origen, etc., etc., y por las medidas que había tomado en este lapso en que había sido ministro, ahora aparece otro personaje también indefendible. Y no ya tanto por razones ideológicas y por los vínculos con la subversión, sino básicamente por su trayectoria como policía.
Es increíble que el señor Luis Barranzuela haya recibido en su carrera policial más de 150 sanciones. Y que además haya sido nombrado en el momento en el que se cierne sobre Perú Libre en la región Junín y concretamente sobre su secretario general la posibilidad de una solicitud fiscal de prisión preventiva por el enojoso tema de “Los Dinámicos del Centro”. A quién se le ocurre en estas condiciones nombrar precisamente ministro del Interior al doctor Barranzuela. Realmente no tiene una explicación razonable. Es absolutamente inexplicable que se le haya nombrado sin conocer sus antecedentes, lo cual es gravísimo. O aún peor, que se le haya nombrado a pesar de sus antecedentes o conociendo sus antecedentes, pensando que quizás esto no iba a ser de conocimiento de la opinión pública. La sola presencia de este caballero en el Gabinete hace imposible que el Gabinete en su conjunto merezca un voto de confianza del Parlamento, y así lo están diciendo ya varias fuerzas políticas. Es indefendible el nombramiento de este caballero como ministro del Interior nada menos. ¿Por qué se ha hecho? Absolutamente incomprensible.
(*) Periodista
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