Opinión

¿Salvadores de la democracia?

Por: Martín Valdivia Rodríguez

En la política peruana se ha puesto de moda la palabra “matar o morir”. Se está sugiriendo que el Congreso logre la vacancia o la suspensión del presidente Castillo antes que este cierre el Legislativo, como en sus respectivos gobiernos lo hicieron Martín Vizcarra y Alberto Fujimori, pero en circunstancias muy diferentes. El primero terminó preso, aunque no precisamente por esa decisión, mientras que el segundo causó una crisis política que, para muchos, es el punto de partida del desbarajuste que vivimos en estos momentos. Y, como siempre, los que pagan los platos rotos son los peruanos, quienes, en vez de gozar de la ansiada reactivación económica, paz social, seguridad ciudadana y bienestar en general, se ven envueltos en una inestabilidad e incertidumbre sin precedentes.

El país se encuentra estancado, no puede dar ni un paso atrás para luego dar dos adelante. Sufre de una parálisis, una inercia política y administrativa voluntaria, mientras sus autoridades están concentradas en su “pelea del siglo”, en mociones de vacancia, suspensiones, “balas de plata”, hacha y guadaña. Unos dicen que lo hacen por “salvar la democracia”. Los otros se proclaman lo mismo. ¿Quién tiene la razón? Lo que está claro es que los dos bandos tienen la culpa.

Desde el 2016, cuando fue elegido Pedro Pablo Kuczynski, quien terminó renunciando antes de ser vacado, hemos tenido cuatro presidentes y la situación del país ha ido empeorando en medio de una polarización que ha convertido al Ejecutivo y al Legislativo no solo en enemigos irreconciliables, sino en rivales encarnizados y dispuestos a disparar más que una “bala de plata”.

Está por definirse una nueva moción de vacancia presidencial, será la tercera luego de dos frustrados intentos. Algunos afirman que será la última oportunidad, que a la “tercera va la vencida”, pero a este paso después saldrán que “no hay quinto malo” y así por el estilo. No se cansan.

Si rebobinamos retrocedemos hasta fines setiembre del 2019, encontramos a Vizcarra disolviendo el Congreso y convocando a nuevas elecciones parlamentarias. Un año después, los legisladores elegidos vacaron a Vizcarra. Esa figura se puede repetir. O tal vez el Congreso vaque al presidente antes de que este lo cierre. El futuro es incierto. Ojalá reparen en el significado de la palabra prudencia. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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