Opinión

No es opción

Por: Antero Flores-Araoz

De un tiempo a esta parte y, como consecuencia del sorprendente resultado de la primera vuelta electoral del 11 de abril pasado, hay personas que aparentan ser versadas, pero que lamentablemente no se informan lo suficiente, y vienen propiciando para que, en la segunda vuelta electoral a realizarse en junio, vicien su voto o voten en blanco.

Con esa actitud creen que se anularán las elecciones y volveremos a tener la primera vuelta electoral y, en esa posibilidad tener tiempo suficiente para evitar nuevo ausentismo y que los electores no se inclinen al antisistema.

Lo cierto es diferente, dado que la Constitución (artículo 184) determina que el Jurado Nacional de Elecciones declara la nulidad de un proceso electoral, cuando los votos nulos o en blanco, sumados o separadamente, superan los dos tercios del número de votos emitidos, que si bien en teoría pudiera pasar, en la práctica no es factible y nunca sucedió.

La Ley Electoral dispone que, si se anulan los procesos electorales de una o más circunscripciones que en conjunto representen el tercio de la votación nacional válida, el JNE declara la nulidad total de las elecciones. En caso de anulación total, las nuevas elecciones deben efectuarse dentro de noventa días. Nótese que no es de todo el proceso electoral, pues las elecciones en primera vuelta fueron válidas, sino solo en segunda vuelta y por supuesto con los dos candidatos que tuvieron las mayores votaciones en la primera.

Pudimos tener en primera vuelta otras preferencias, pero para la segunda vuelta solo quedan los dos candidatos con mayor votación y es entre ellos entre los que tendremos que elegir, sean o no de nuestra simpatía.

Lo que debemos hacer en la segunda vuelta, es participar, concurriendo a las mesas de sufragio, no hacerlo además de incumplir una obligación constitucional y cívica, es dejarle la decisión a quienes asistan al sufragio, algo así como perder por ausencia. No nos quejemos después.

Adicionalmente tenemos que escoger bien, e insisto solo existen dos opciones, una que representa el sistema democrático, estado de derecho, garantías ciudadanas y mantener el clima de las libertades, mientras que la otra representa al antisistema, que con falsas promesas imposibles de elevar los niveles de vida de la población, salvo la de sus dirigentes, conculcará nuestras libertades, espantará las inversiones que son las que generan trabajo digno y empobrecerá más a nuestro país, que en otra forma tendría significativas posibilidades de desarrollo y bienestar, que se supone es lo que anhelamos todos los peruanos.

Penoso es recordarlo, pues ya lo han vivido otros países, en que hay agrupaciones políticas de corte comunista que, utilizando el sistema democrático, lo minan por dentro y lo destruyen. Ya no necesitan las armas del terrorismo, utilizan nuestras propias herramientas democráticas para terminar con el sistema. Dios quiera que eso no pase en nuestra patria.

Si gana el antisistema, cualquier proceso electoral futuro, conseguirá que “los que votan no decidan nada, los que cuentan los votos deciden todo”. Fue dicho por Stalin.

(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.

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